19.

1.5K 161 6
                                    

Estuve internado en el hospital psiquiátrico al menos medio mes, la depresión pasó y cuando salí estaba "mejor" o al menos un poco.

Cuando salí del hospital, seguía siendo una mierda sin remedio, incluso estaba peor que antes... Al menos en ciertas cosas. Mientras estuve allí dejé de tener amigos, lo único que conocí y las únicas personas que estuvieron conmigo, fue mi familia y Amarillo, la chica que solía ser mi mejor amiga en el 2013, estaba ahí conmigo, ella siempre había estado.

Llamé a Gris desde dentro del hospital al tercer día de haber entrado, ella estaba indiferente y bueno, no era para más, al día siguiente mandó a decir con mamá que no le buscara más, que no quería saber nada de mí.

También perdí a mi mejor amigo y al hombre que más he amado estando allí, él jamás fue a verme a pesar de que le busqué, pero lo entendí, también le había hecho mucho daño a él, eso era normal, comenzaba a acostumbrarme al hecho de que rompía todo lo que tocaba.

Cuando salí de allí, me llevaron lejos, a otra casa, lejos de mis amigos y mi familia, solo vivía con mi tía, que era vivir solo; me metí más en la droga, no podía creer como mi madre podía haberme dado la espalda de esa forma, dejarme tan solo, tan abandonado.

Nadie sabe ni sabrá jamás la soledad que se siente estar en una situación así. Mi mente era un caos, por un lado estaba lo que había pasado con mi familia y lo que había pasado con papá para que las cosas estuvieran así, haber perdido a mi mejor amiga (Azul), haber perdido a mi mejor amigo y a Gris, sentirme como un chico y no saber que era eso que sentía, no saber que hacer con ello porque bastante mal se lo habían tomado todos los de mi familia con el solo ser "lesbiana" todo era un caos, era tan difícil y en ese momento ya era un crio de 15 años que se sentía tan perdido como un niño de 7 en un parque de diversiones.

Mi vida era una montaña rusa, ahora iba a toda prisa cuesta abajo y yo no sabía cómo detenerla, no sabía que hacer, así que solo me drogué y me drogué hasta que mi cuerpo comenzó a ponerse mal.

Era un drogadicto en serie, consumía más cocaína en una semana de lo que comía y dormida en un mes, fumaba como una chimenea, no dormía casi ningún día y qué decir de comer, era un cadáver con ropa haciéndose pasar por vivo.

Quería morirme, no sabía qué hacer conmigo mismo, no sabía cómo hacer feliz a las personas, era un puñetero desastre.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora