Relatos de un chico trans

3.

Con el paso de los años, fuimos creciendo y cambiamos las noches de salir a jugar por salir los fines de semana a una fiesta o simplemente salir a sentarnos en una acera a hablar sobre chicos, colegio, amigos, etc; simplemente crecimos.

Con todo el lío de la pubertad, los años y todo eso, el grupo de amigos se fue fragmentando. Al final, quedábamos muy pocos para salir a hacer nada los fines de semana en el lugar donde siempre solíamos quedar. Aunque claro, algunos amigos se fueron del barrio, otros amigos llegaron y así, pero éramos muy diferentes, cada cual había conocido amigos por aparte y en ocasiones solíamos frecuentar más a los extraños que habíamos conocido, que a los amigos de siempre, pero supongo que es normal cuando uno va creciendo.

En cuanto a Azul y yo, cambiamos los juegos de "niñas" por salir con chicos, maquillaje, pintarse las uñas, pintarse el cabello y cosas así, crecimos y eso era normal. Por mi parte, yo había conocido amigas que se habían vuelto demasiado importantes para mí y aunque fue un poquito hijo de puta de mi parte, conocí otras mejores amigas y me olvidé de Azul en bastantes ocasiones, aunque... Realmente, Azul siempre ha sido, es y será la mejor amiga que haya tenido jamás, al fin y al cabo, fuimos amigos desde pequeños hasta que teníamos 14 años, eso jamás se olvida.

Con la llegada de la pubertad y todo eso, llegó la regla, mis pechos creciendo, mis rasgos, todo se comenzó a feminizar en mí y sinceramente, lo odié al instante, tenía como 11 años cuando mi cuerpo comenzó a ser el de toda una señorita, maldita sea, como odiaba eso y como odiaba no saber lo que pasaba conmigo y porque no podía dejar de desear ser un chico y cuando pasé por todos estos cambios y pensé que no podía pasar por algo peor... Llegó la realidad de golpe y me hizo conocer el amor, eso era normal... Pero raro fue para mí cuando supe que me estaba enamorando de una chica, pero... Si yo era una chica, eso no podía ser posible.

Y mi confusión aumentó.