18.

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Para finales de noviembre y cuando me intenté suicidar por séptima vez, estaba hecho mierda. Exactamente el 27 de noviembre decidí que no tenía sentido vivir mi vida, total ¿Para qué?

Bueno, había perdido a mi novia y probablemente a la única persona que me había querido realmente hasta el momento, mi mejor amigo en ese momento me había dejado de lado cuando más le necesitaba y cuando más le amé (pero eso es otra historia que contaré en otro capítulo), mi familia era un desastre desde el 2014 y hasta ese momento, lo era más, yo era un desastre sin remedio, solo le daba dolores de cabeza a mi madre, a mi padre ni siquiera la hablaba a pesar de que vivía con nosotros nuevamente, mis hermanos siempre estaban bastante ocupados con sus vidas como para prestarle atención a un estúpido crio de 14 años, me sentía solo y abrumado, así que lo hice.

Cogí una navaja y me corté brazos y piernas como nunca jamás, perdí demasiada sangre y, como meses antes también me había intentado suicidar y había terminado en el hospital, me mandaron al psiquiatra y éste me había mandando medicamentos que me hacían tener mucho sueño todo el tiempo, así que esa noche del 27 de noviembre me tomé todas las pastillas que tenía para dormir y dejé que la sangre brotara de mis extremidades,

La oscuridad se adueñó de mi cuerpo y por primera vez, sentí que realmente me estaba muriendo.

×

Cuando reaccioné estaba en la ambulancia, tenía cosas pegadas a mi cuerpo y vendas en las manos y piernas por las heridas, solo me había desmayado por la cantidad de sangre que había perdido, pero no había muerto, en ese instante me sentí muy mal.

Vi a mi madre, lloraba a mares, estaba deshecha y nuevamente me sentí el mayor hijo de puta de la historia por hacerle aquello a la mujer que me había traído al mundo, imagínate como se sentiría la mujer que te dio la vida al enterarse de que su hijo menor no quiere vivir más.

Ese día la psiquiatra decidió que lo mejor era que me dejaran internado en el hospital psiquiátrico ¡Genial! Vaya puñetera mierda, mi madre aceptó que me dejaran allí en medio de lágrimas, estaba destrozada pero sabía que lo mejor para mi salud mental en ese momento, era dejarme allí encerrado.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora