10.

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Bueno, después de eso me convertí en una especie de "andrógino" por así decirlo, me vestía como chico, como chica y así, no tenía un punto medio, aunque si había dejado de ser bastante femenina.

Obviamente mi familia comenzó con los comentarios de "eres una marimacha" "tienes que ser más femenina" "es que eres lesbiana" no sé qué. Dejé de ir al psicólogo porque era amigo de mi padre y no estaba sirviendo de mucho, así que todo se fue a la mierda.

Mis padres cada vez eran más insoportables desde que sabían que era lesbiana, se volvieron como unos enemigos, me hacían la vida imposible y yo lo odiaba porque yo en serio quería que lo entendieran y me apoyaran, pero no lo hacían, así que intenté complacerlos para no tener dificultades, ya de por sí les había dado bastantes dolores de cabeza.

Tuve varias relaciones con chicos para intentar que mis padres se sintieran a gusto conmigo y efectivamente, lo estaban, mi madre me dijo un día que ella había tenido razón al decirme que solo era una etapa porque ahora salía con chicos y no con chicas, pero eso no era verdad y ella no sabía nada, ¿Acaso no notaba como había comenzado a vestirme? Mis padres siempre me asombraron bastante con su capacidad de no darse cuenta jamás de lo que sus hijos hacían, con razón mi hermano era un drogadicto y mi hermana se había quedado embarazada.

En fin, el 2014 fue un año bastante relajado. Tenía relaciones amorosas con chicos pero por dentro deseaba a las chicas, me lo guardaba para mí porque no quería defraudar a mis padres, así que en medio de todo este lío, mi cabeza estaba patas arriba, me daba asco siquiera tener que besar a los chicos con los que me liaba, pero tenía que hacerlo. Todo esto me conllevó a comenzar a tener depresión (más fuerte de la que ya tenía).

El autolesionarme había aumentado en un 100%, había comenzado a fumar cigarrillo y marihuana y, con solo 13 años, me había acostumbrado a salir de fiesta todos los fines de semana, por supuesto, mis padres jamás se enteraban de nada de lo que hacía.

Me sentía la persona más sola del mundo, mi infancia estaba más que arruinada, porque era todavía un maldito crío para estar haciendo esas cosas, pero no me importó. Ya había superado a Rosa, todavía éramos amigos, salíamos juntos a veces y ella era feliz con su novia, de hecho, yo les ayudaba casi todo el tiempo porque la mamá de Rosa era homofóbica y no le permitía verse con su novia, pero como yo era el mejor amigo del mundo mundial, les ayudaba para que pudiesen verse.

Tenía otros amigos, ya no frecuentaba a mis antiguos amigos del barrio. En el 2013 también había conocido una chica, tenía mi mismo nombre de niña, pero acá se llamará Amarillo. Era mi mejor amiga junto con Violeta, solo que a veces solía pasar más tiempo con Violeta porque ella vivía en el mismo barrio que yo, Amarillo no, aún así, la amaba.

Mi vida iba bien, o eso creía yo, no me podía quejar. Tenía buenos amigos, aunque la amistad con Amarillo y Violeta a veces era inestable, ellas tenían otras amigas y pues... Tuve tiempo con ambas en que ni siquiera nos hablábamos, peleaba con ambas cada 2x3 y era una mierda, eso me había sentir más solo.

Azul y yo ya no éramos tan amigos, ella también tenía otras amigas y en ocasiones me dolía haberla perdido, pero me hacía feliz saber que ella era feliz después de todo lo que tuvimos que pasar juntos cuando éramos unos críos.

En sí, el 2014 no fue un año tan bueno, ni tan malo, fue estable, aunque yo me la pasaba llorando todo el tiempo, no mantuve una relación con ninguna chica pero si estaba con cientos de chicos, solo lo hacía para encajar con mis amigos y con mi familia, pero realmente lo odiaba.

Me convertí en drogadicto a los 13 años, creo que nadie debería pasar por eso, pero... Bueno, la vida es así y cuando cumplí los 14, todo se vino abajo.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora