20.

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2016.

Me sentía de puta madre. En enero de este año, al regresar a casa mi madre se sorprendió muchísimo por como me veía (me veía bastante mal por haberme descuidado bastante casi dos meses) y bueno, fue todo un caos.

Me llevaron a rehabilitarme, ahahaha y bueno, funcionó. Recobré todos los kilos que había perdido, dejé de consumir drogas, de ir a fiestas, de beber alcohol como si no hubiera un mañana y bueno, volví a ser un niño bueno.

Lo mejor de haber estado internado en aquel hospital fue que tuve muchos días para pensar las cosas y cuando salí (y hasta el día de hoy) dejé de autolesionarme, después de llevar 3 años haciéndolo ¡Pude dejarlo! Y si por casualidad alguien que lo hace lee esta historia, me gustaría decirle que puede salir de ahí, que entiendo lo que es pasar por eso y que es un camino muy difícil, pero con poco de voluntad todo es posible, solo es que creas en ti mismo.

Bueno, como había dejado la escuela en el colegio anterior, decidí que era mejor cambiarme de colegio, me importaba una mierda si eso significaba dejar la escuela en la que había estudiado toda mi vida y todo eso, sinceramente no quería volver allí, una de las razones por las que me salí fue porque tenía problemas de homofobia.

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En agosto más o menos, en la escuela a la que solía ir comenzaron a tener problemas por qué "dos chicas" andaban por ahí besándose, porque Gris y yo nos besamos por fuera del colegio aún cuando llevábamos uniformes y eso nos ocasionó un problemón terrible en el colegio.

Para septiembre (mes en el que Gris y yo terminamos) los problemas con los directores y algunos chavos del colegio seguían y como había terminado con la única persona por la que había soportado todo eso, decidí que lo mejor era irme de ese lugar.

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Bueno, ahora... En pleno 2016, me sentía renovado, me sentía capaz, había cambiado de vida y me había alejado de TODAS las personas de mi pasado, excepto Amarillo, aunque ya no éramos tan amigos como antes.

Era una chica solitaria en ese entonces, pero una chica solitaria que quería devorar el mundo con su sonrisa y con ese positivismo que me albergaba por dentro ¡Tenía que ser capaz con la vida!

Pero la realidad me golpeó de frente una vez más.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora