02: El príncipe y el bastardo

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Estruendosos y firmes pasos resonaban por todo el palacio. Aquella dama de señorial cabello rubio caminaba hecha una furia. Su largo vestido de seda se mecía al compás de sus rápidas pisadas y su sublime caminar.

—Hannes, ¿dónde está el rey? —preguntó al ayudante del rey apenas lo vio aparecer en escena.

—Se encuentra en el recibidor con la familia Jaeger —contestó este, con suma elegancia y respeto hacia su matriarca.

—Gracias —dicho esto último, la mujer retomó el camino hacia el lugar indicado, suspirando al saber lo que se venía.

Al llegar al recibidor la señora pidió que inmediatamente se cerraran las puertas y ventanas de todo el palacio. En ese momento un centenar de soldados de la guardia real rodeaban el lugar, expectantes a la madre Jaeger, que derramaba lágrimas sin cesar, sujetándose con excesiva fuerza de las ropas de su marido, quien solo podía consolarla con pequeños golpes en la espalda. El más pequeño de la familia mantenía la cabeza gacha, tratando de ocultar el miedo que le corroía en aquel instante, puesto que conocía a la perfección su situación.

 El más pequeño de la familia mantenía la cabeza gacha, tratando de ocultar el miedo que le corroía en aquel instante, puesto que conocía a la perfección su situación

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—Carla Jaeger —nombró el William Arlert—. Como bien sabes, después de enterarme de todo lo ocurrido no voy a permitir que tu familia siga teniendo sus privilegios dentro de mi reino. ¡Son una familia noble! ¡Eres la lady de la casa Jaeger, soberana del sureste de Erdia! —Los gritos y reprendas solo hacían lloriquear aún más a la mujer cuya reputación estaba por el suelo, cuya familia acababa de ser destruida—. No puedo creer como es que todos estos años he dejado que un bastardo se acerque al príncipe, ¡o cómo es que lo he dejado entrar siquiera a este lugar! Un bastardo como él no puede ser tu heredero, Grisha.

—Majestad, por favor no diga eso... —intentó defender el progenitor Jaeger.

—Eso es lo que es —interfirió la reina—. La casa Jaeger ha sido una de las más poderosas y cultas por generaciones, manteniendo su sangre limpia y el territorio bien administrado. Ni siquiera tienes más hijos y ya estás envejeciendo. ¿Realmente pensabas heredarle Shinganshina a tu bastardo? —Todas y cada una de las palabras que escupía la reina parecían ser dagas que cada vez eran lanzadas con más fuerza, atravesando el inocente y delicado corazón del más joven presente—. Quizá cual de todas las mujeres que te has cogido será la madre de este bicho, no nos interesa realmente, pero deshazte de él.

El menor de los Jaeger no podía evitar derramar desgarradoras lágrimas. ¿Alguien se preocupaba por saber si él estaba bien? ¿Alguien se preguntaba cómo lo estaba pasando él? ¿Cómo fue el hecho de enterarse de forma agresiva que a quien había llamado "Madre" durante toda su vida no era más que una mujer que había decidido hacerse cargo de él por miedo al escándalo? Y todo tomó sentido cuando lo supo. Carla siempre fue una madre hostil y violenta. Si había logrado obtener grandes aprendizajes de ella, pero nunca de una buena forma. Él solía pensar que ella actuaba así porque en realidad quería que él se convirtiera en una gran lord, educado y astuto. Ahora sabía que era así porque nunca lo quiso como un hijo real... porque él era el recordatorio de que Grisha había estado con otra mujer.

Flor Del Mal | EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora