Las risas de los adultos y el sonido de las copas al chocar era lo único que inundaba la habitación. Un salón enorme con un eco terrible, según el moreno. Era primera vez que se hallaba dentro del palacio, parecía un sueño hecho realidad, no obstante, jamás pensó que se aburriría tanto. Sus padres estaban cerca del mesón con los bocadillos, junto a los reyes y entre ellos otras familias con alto poder dentro de la nación. Se le tenía estrictamente prohibido interrumpir su grata plática. Ni siquiera los sirvientes ni guardias le habían prestado la más mínima atención, y para colmo, los pocos niños presentes en el lugar se mantenían alejados los unos de los otros.
Eren comenzó a caminar hacia la salida de la habitación, los mayores lo descuidaron totalmente. Caminó hacia una de las primeras escaleras que vio a lo lejos, pero al dar solo un par de pasos se dio cuenta que ahí mismo había una persona, observándolo. Asumió que era un niño de su edad por la baja estatura, pero no podía asegurarlo ya que no podía ver su rostro al llevar una mascarilla y una capucha cubriendo su cabeza. Era extraño, ¿por qué alguien se vestiría así?
Aquel muchacho no paraba de observarlo, escondido a medias tras uno de los barrotes de la escalera, eso a Eren lejos de incomodarlo solo le provocó más curiosidad y terminó por acercarse a él. El chico se decidió a salir de su escondite, pero de su boca no salió ni una sola palabra, y de la de Eren tampoco. El color de sus ojos era lo único que podía ver de él, ese azul brillante era especial, no eran como los ojos azules de la reina o el rey, estos ojos irradiaban algo más profundo y carismático, entonces supo que debía tratarse del príncipe Armin. Claro, sabía de su existencia, pero jamás lo había visto. La ropa con la que vestía lo delataba, pero el moreno no había tomado eso en cuenta.
El ambiente era liviano, hasta casi se podía decir que agradable. Su contacto solo era a través del silencio y las largas miradas intensas que se daban el uno al otro, pero el menor irrumpió en ello cuando se quitó la capucha y la mascarilla sin decir una sola palabra, dejando a la vista su melena rubia y el resto de su rostro. Eren no supo que decir, ¿pero acaso las palabras eran necesarias? Para ellos no.
Eren sonrió; Armin sonrió de vuelta.
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Ya habían pasado veinte minutos desde que se había sentado a contemplar tal obra de arte. Ciertamente no le importaba, el tiempo pasaba y él ni cuenta se daba. Aquel bello cuadro ahora ocupaba un espacio importante en su habitación junto a un retrato de él mismo.
—¿No te parece hermoso, Eren?
El castaño ignoró la pregunta y frunció sus labios observando la caótica pintura del príncipe de Marley.
—Me parece completamente innecesario que haya gastado dinero en la pintura de alguien con quién ni siquiera tiene algún tipo de relación, ni siquiera han firmado un solo tratado en la historia de ambas naciones —confesó sinceramente el más alto, claramente molestando al rubio con su comentario, insinuando que aquello solo era un común amor platónico, algo imposible de suceder.
—Eren, trátame con respeto —respondió secamente Armin, desquitándose porque sabía que Eren no lo apoyaría con esto, y odiaba que fuera así.
—Lo siento majestad —dijo Eren para luego salir de la habitación.
—Eren, no he dicho que te... retires... —Al voltear y darse cuenta que el moreno ya se había marchado cerrando la puerta detrás de él; dejó escapar un pequeño suspiro—. No importa, mi adorado príncipe —dijo en voz baja mirando directamente a la pintura de Kirstein. Sus ojos volvían a brillar de aquella manera tan fascinada como lo hicieron la primera vez que lo vio—. Aquí estoy yo, y pronto todo será nuestro, solamente nuestro.
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Flor Del Mal | Eremin
FanfictionArmin es el primogénito y único heredero a la corona de la familia Arlert. La vida que sus padres quieren para él es despiadada y calculadora, pero él solo desea jugar y disfrutar su infancia con su mejor amigo, Eren. Sin embargo, el destino separar...