31: Cae la flor 2/2

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La sangre nublaba su vista, ni siquiera era capaz de creer que había podido salir vivo de la última pelea, pero su miedo a morir era tanto, que no dudó en defenderse de la forma que pudo. Había perdido sangre, muchísima, pero aún podía caminar, y debía buscar a Gaby.

Cuando estuvo en el frente no la vio por ninguna parte, por lo que había decido retornar hacia la retaguardia. No podía creer en qué momento aceptó recluirse como voluntario, él no estaba hecho para eso. Mientras caminaba, observaba a personas sangrando, gente muerta e incluso decapitados. También voluntarios ayudando a los heridos de gravedad, parecía todo tan horrendo. Pero así era el mundo, cruel y despiadado. Porque a veces se debe derramar sangre para lograr cambios. Y lo peor de todo, es que el éxito nunca estaba garantizado.

Sentía nauseas.

Tras caminar durante unos diez minutos, finalmente, la encontró.

—Gaby... —se alegró al verla por fin, así que corrió al encuentro con ella, pero pronto se preocupó al darse cuenta que estaba recostada en el suelo, y que no se movía.

Cuando llegó hasta ella lo vio.

—Ga... Gaby... —murmuró apenas.

—Falco... ¿eres tú? —La muchacha apenas podía abrir sus ojos, y estaba empezando a perder el conocimiento lentamente.

—Estás herida... —estaba atónito, incluso siendo consciente de la condición de su amiga, no era capaz de mover un solo músculo, su sistema no le respondía.

—E...so creo... —Sus ojos volvían a cerrarse nuevamente.

Entonces Falco comenzó a enloquecer, y empezó a gritar, desde la inocencia pedía ayuda, pedía que alguien salvara a su amiga.

Pero a Gaby le habían mutilado las piernas, y su cuerpo ahora solo existía desde los órganos que sobresalían de su estómago hasta su cabeza.


───╯ °✧° ╰───


El rubio buscaba con desespero la llave de aquel túnel que utilizarían para escapar. Habían usado bien el tiempo, los sirvientes ya habían recaudado el agua suficiente y también un poco de comida y ciertas cosas que serían de utilidad. Solo faltaba la llave.

—Maldición, no está por ningún lado... —murmuró consternado.

—Hey —Eren tomó sus hombros e intentó tranquilizarlo—. Está bien... busquémoslo juntos, debe estar en algún lado —Armin volteó a mirarlo, y luego de un suspiro asintió aceptando la ayuda del moreno.

Mientras ambos se dividían el trabajo, alguien que corría por los pasillos llegó hasta la habitación donde se encontraban.

—¡Rompieron la puerta! —clamó Nifa a penas vio los presentes.

—¿Qué? —preguntó Eren poniéndose de pie erguido, no podía ser, solo necesitaban un poco más tiempo.

—¡Rompieron la puerta! ¡Entraron y están atacando a los sirvientes! —gritó esta vez Reiner, llegando detrás de Nifa con falta de aliento.

—Maldición...—Eren, que había mantenido la calma durante toda la mañana, comenzaba a entrar en pánico. Sentía su pecho ser presionado por la desesperanza, ¿sería este el fin de todo? ¿realmente acabaría así?

—¡La encontré! —exclamó Armin sorprendiendo a todos mientras alzaba en sus manos la llave que tanto necesitaban.

—Tengo un plan —confirmó Eren.


Flor Del Mal | EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora