Un viaje largo y agotador sin lugar a dudas, había llevado a Mikasa a las faldas de Erdia. Nadie la reconoció, si bien era una figura con bastante poder dentro del ejército nacional, siempre usaba su mascarilla para cubrir su rostro, aunque a pesar de eso, también había decidido cortarse el pelo pocos días antes de partir, y en esta ocasión lo traía amarrado en una diminuta cola de caballo. La entrada se le dio fácil, con solo decir que era una Marleyana que venía a visitar a unos viejos amigos logró convencer a los porteros. Le revisaron el equipaje, solamente dinero y algunas prendas viejas que seguramente usaría para vestir.
Había llegado al lugar donde se suponía que debía quedarse, los dueños de la pequeña casa le habían recibido más que bien, contentos de saber que servían para un bien mayor. Tuvo que darse prisa e instalarse lo más rápido posible porque tenía muchas cosas que hacer, por lo tanto, no tendría tiempo para descansar un solo segundo. Cuando terminó de desempacar, se vistió de forma más cómoda, tomó su cabello y sobre este amarró un ligero pañuelo blanco. Limpió su rostro y terminó de arreglar sus faldas antes de salir. Se dirigió al bar que habían acordado, este solo se encontraba a dos cuadras del lugar donde se hospedaría. Entró sin llamar la atención de nadie, y se sentó en una de las mesas a esperar a su compañía.
───╯ °✧° ╰───
—¿Tú debes ser...?
—Kuchel.
—Un gusto, yo soy...
—Porco, ya lo sé —Mikasa levantó la cabeza y se encontró con el muchacho que la ayudaría a cumplir con su cometido.
—Podría haber sido un impostor —dijo con simpleza tomando asiento frente a la azabache.
—Y podría haberte roto una pierna —Le envió una mirada asesina. No estaba para juegos, mucho menos con alguien que apenas estaba conociendo—. Llegas tarde.
—Sinceramente estuve dudando si debía venir o no. Tu historia es... difícil de creer, lo es más el hecho de que dijeras que Marley enviaría tropas.
—Todo es cierto.
—Y por eso estoy aquí.
La desafiante mirada de Porco solo incitaba a Mikasa a golpearle la nariz. El muchacho demostraba tener altos aires de grandeza y mucho ego, por supuesto, pero ella lo necesitaba, y no podía arruinar la misión solo porque un chico no le agradaba. Cuando estuvo en Marley, investigaron que había un joven académico al cual el pueblo de Erdia idolatraba por sus ideales. Este chico incluso había logrado tener encuentros con el mismísimo Armin, y sin tener éxito en sus peticiones, se dedicaba a ayudar al pueblo, convocaba asambleas para que todos lo escucharan, e incitaba a la gente a luchar por sus derechos, a exigir atención y lo que le correspondía. Petra pensó que sería buena idea comunicarse con él y pedir su ayuda, pero de forma muy discreta. Le enviaron un pergamino pocos días antes de que Mikasa partiera, en la cual contaban su historia, pero cambiando todos los nombres. También contaban el plan que tenían pensado elaborar y el por qué necesitaban de su ayuda.
Ahora, estando frente a él, Mikasa contó su historia con sus propias palabras, detallando cada acción y expresando cada sentimiento con ellas. Afirmaba que Armin era tan corrupto como lo fueron sus padres en algún momento, el cómo fue testigo de un sinfín de injusticias y cómo fue que el envilecimiento de Armin creció con él hasta devorarlo. Había sido difícil, tener que contar nuevamente lo que pasó aquel día, y tratar de decirlo con calma sin romperse en el intento; era una herida que aún no sanaba.
—Él... los envió a exterminar.
—Nos quería desaparecer. Mi padre y mi madre fueron víctimas de sus hombres armados, pero mi hermano y yo logramos huir, y más tarde fuimos rescatados —mordía sus labios mientras hablaba, no era fácil hablar una vez más de ello—. Necesito que sepas que te cuento todo esto porque me urge que comprendas mi posición y así saber si nos apoyarás con esto.
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Flor Del Mal | Eremin
FanfictionArmin es el primogénito y único heredero a la corona de la familia Arlert. La vida que sus padres quieren para él es despiadada y calculadora, pero él solo desea jugar y disfrutar su infancia con su mejor amigo, Eren. Sin embargo, el destino separar...