30: Se marchita la flor

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El ambiente era muy pesaroso y desolado. Había posado su palma sobre la frente del rubio para obtener su temperatura; aún estaba frío, pero menos frío que el día anterior. Era difícil calcular cuánto tiempo más estaría en esa situación, los médicos que habían hablado con él mencionaban un caso particular, Armin no despertaba porque él así lo quería, pues su vida no corría grandes riesgos y las partes del encéfalo que controlaban las funciones vitales, como los ciclos de sueño, la temperatura corporal, la respiración, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la consciencia seguían funcionando de forma completamente normal, según lo dictado por el médico. Todo esto terminaba por desesperarlo, pues parecía que el chico estuviese realmente ahí con él, pero de alguna forma también ausente, algo que lo estresaba de sobremanera.

—Ha evolucionado de buena manera, su herida ya está casi completamente cicatrizada por fuera, y la cicatrización interna debería ir por muy buen camino también —El anciano tomó el pequeño bolso de tela que llevaba, y lo abrió, sacando de este mismo una botellita de vidrio con un líquido gris que parecía ser muy viscoso—. Tome —dijo ofreciéndoselo al moreno—. Esta es la nueva dosis, recuerde que debe aplicarla con un leve masaje sobre la herida, la idea es que la piel pueda absorber lo mejor posible este ungüento.

—Muchas gracias, doctor —Y tras finalizar la visita, el médico se marchó, dejando nuevamente a Eren y al rubio solos, aunque pareciese que solo Eren estuviese presente.

Habían sido dos largos días en que Jaeger cuidó y monitoreó al menor. Tomaba su temperatura con regularidad, pero nada cambiaba, seguía igual de frío, casi como un cadáver, y Eren hubiera pensado que lo era si no fuese por las visitas diarias de su médico, las cuales le hacían informarse sobre su evolución. Era difícil verlo así, casi inerte, completamente absorto de todo lo que ocurría a su alrededor, era demasiado difícil de soportar.

Cada tres horas tomaba un libro del cual leía unos pocos capítulos. Se preguntaba si Armin lo podría escuchar, aunque sería una locura, le gustaba pensar que era posible, y por lo tanto le hablaba tanto como podía, no solo le leía, también le cantaba, y en ocasiones le hablaba como si ambos estuviesen manteniendo una conversación muy interesante; Eren se imaginaba sus respuestas. Terminó por contarle que había vuelto a ver a su madre también, y que conoció a su hermano mayor. Al hablar de ello su pecho se apretó un poco, no podía olvidar que los había dejado atrás, pero él volvería, había hecho una promesa después de todo. Entonces comenzó a imaginarse, el cómo sería sacar a Armin del palacio y llevárselo consigo a la casa de su madre, salvarlo de la revolución y darle una nueva oportunidad de vida, después de todo había vuelto por eso, para rescatarlo. Quizá su madre o su hermano le teman, quizá le aborrezcan por ser quién era y por las cosas que había hecho, pero él se encargaría de que le dieran una oportunidad, aún no sabía cómo, pero lo haría.

—Me pregunto en qué estarás pensando, ¿fui un idiota al irme aquí? —Estiró su mano hasta encontrar la de Armin. Estaba menos fría que hace un rato, casi tibia—. Nunca debí abandonarte de esa manera... —Y como ya era costumbre, el rubio no respondió nada. Eren suspiró, antes de escuchar leves golpes en la puerta de la habitación.

—Adelante —dijo volteándose a ver.

—Señorito Eren —habló Nifa mientras abría la puerta con una bandeja bien sostenida en una mano—. Le traigo el desayuno —Eren la hizo pasar. Le pidió que le llevara todas las comidas a la habitación, ya que se negaba a dejar un solo momento a Armin, si es que el rubio llegase a despertar, él quería estar ahí para él.

—Muchas gracias, Nifa.

—No hay de qué —Se detuvo y observó unos momentos al que ya consideraba su señor, quién permanecía en la misma posición que el día anterior, y el anterior, y el anterior...—. ¿Qué le dijo el médico? —preguntó preocupada, pero también ansiosa de saber algo nuevo.

Flor Del Mal | EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora