¿Qué puede ser más agradable que un té a media tarde en un templado día de otoño? Probablemente un té a media tarde en un templado día de otoño junto a la compañía perfecta.
Aquel opresor, protagonista de diversos actos de corrupción, cobrador de vidas inocentes; dueño de una hermosa figura pintada del dolor miles. Aquel de dulce y melodiosa voz gozaba de una tarde libre en la azotea junto a su fiel mano derecha, quien observaba fijamente y con detenimiento cada una de las acciones que el rubio realizaba en su más pura naturalidad.
Sus labios degustaban un dulce postre que, según el moreno de ojos verdes, había sido "hecho con amor". Interesado en un nuevo libro que le agregaba pasión y entretenimiento a su vida, pasando página tras página había dejado de ser consciente que estaba siendo acompañado, sin embargo, se sentía más tranquilo que nunca, y eso era netamente porque lograba hallar la esencia y el aura tranquilizante que podía entregarle Eren.
Así mismo como llegaba la paz a su vida momentáneamente, también llegaba el deber.
—¿Uh? —Eren fue el primero en darse cuenta que un cuervo se había posado en la baranda de la azotea. Notó rápidamente que en su pata derecha traía una especie de papel doblado amarrado con una cinta de color rojo.
—¿Qué pasó, Eren? —El rubio con capucha miró curioso a su sirviente, buscando en su rostro señales que pudieran decirle qué sucedía, no obstante, el chico no dijo una sola palabra, a la vez que permanecía con la atención en la pequeña ave.
Armin lo vio, sus ojos brillaron, pero su ceño se frunció. Inmediatamente se puso de pie y se encaminó con rapidez hacia el animal mensajero. Con agilidad desató el comunicado y lo abrió, leyendo con atención cada una de las palabras que fueron escritas ahí para él. El moreno se encogió en su puesto, contemplando cómo el rostro de su pequeño amigo comenzaba a forzarse. Sus dientes se apretaron y sus labios se fruncieron. Las manos le temblaban y su mirada se perdió durante unos segundos, Eren dedujo que ya había leído el comunicado, algo que lo hacía sentir aún más impertinente, incluso estando consciente de que no tenía idea de nada acerca de lo que sucedía.
—Majestad —comenzó levantándose—, ¿está bien? ¿Qué es eso... qué dice? —preguntó acercándose al más bajo.
—No puedo creerlo —susurró él como respuesta.
—¿El qué?
Pero él no volvió a responder.
—Armin.
—¡No! —El chico se irguió— Hannes. ¿¡Dónde está Hannes, maldita sea!? —exclamó alejándose del chico y comenzando a correr, adentrándose en el palacio en busca de su ayudante. Eren no tenía idea de qué pasaba, pero eso no impidió que saliera tras el muchacho.
La furia del rey la podía sentir a flor de piel, nunca lo había visto así, mucho menos lo había escuchado maldecir. El hecho de que la herida en su cabeza aún no hubiera sanado por completo le preocupaba desmesuradamente, no debía ponerse tan agresivo. Al llegar al recibidor su majestad divisó al individuo que buscaba hablando con la maestra de guerra, Hange, la cual vestía con su típica armadura y sus paños rojos de seda. Aún ninguno de ellos se daba cuenta de la presencia de su majestad, pero a este eso no lo importó. Se acercó imponente, y con fuerza llamó la atención— ¡Hannes! —gritó llamando la atención de mano.
El nombrado volteó encontrándose con el semblante severo de su superior. Inmediatamente el miedo atestó todo su cuerpo; su señor estaba enojado, y él no sabía por qué.
—¡Te pedí con certeza que eliminaras a todo la casa Ackerman! ¡Dos sobrevivientes están deambulando fuera de mis murallas por tu irresponsabilidad bastardo incompetente! —Enfurecido, apuntó al ministro que ahora temblaba bajo la feroz mirada del tirano—. ¡No me importa a quién mandaste a hacer el estúpido trabajo! ¡Toda la responsabilidad cae en ti, deberías saber eso mejor que nadie!
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Flor Del Mal | Eremin
FanficArmin es el primogénito y único heredero a la corona de la familia Arlert. La vida que sus padres quieren para él es despiadada y calculadora, pero él solo desea jugar y disfrutar su infancia con su mejor amigo, Eren. Sin embargo, el destino separar...