Flor Del Mal | Eremin

14: Así fue

Mientras al este del continente se llevaba a cabo el grandioso festejo del rey con la peor reputación en años, en el palacio de Marley ya era la hora de cenar.

—Marlowe, trae más vino por favor.

—Como ordene.

El ambiente estaba bastante tranquilo, los invitados de la princesa Kirstein estaban sumidos en sus platos disfrutando de una muy buena comida en absoluto silencio. La pelirroja se vio intimidada por el comportamiento de ambos en su presencia, el par de hermanos eran bastante peculiares a su parecer, y gracias a eso no quería perder la oportunidad de conocerlos lo suficiente.

—Ahora que recuerdo nunca me contaron cómo fue que los atacaron, o por qué. Han pasado un par de semanas desde que están aquí y no había querido preguntar nada por no incomodarlos... pero, realmente me gustaría saber por qué pasó lo que pasó —Se armó de valor y lo dijo por fin.

Levi ignoró por completo la pregunta, a pesar de que aquella muchacha con la que estaban compartiendo mesa les había salvado la vida, les había dado una cama, atención médica y comida, él aún no estaba completamente convencido de sus intenciones. Proveniente de un lugar en el cual no se puede confiar en nadie, le era difícil. A pesar de ello Mikasa se sentía en deuda con Petra, y por esa misma razón se decidió a hablar.

—Fue un terrible acto de cobardía —comenzó la pelinegra con aquel tono de voz tan suyo—. No tiene criterio alguno ese hombre, y si es que lo es —Tomó la gran servilleta de tela que había en la mesa y limpió sus labios para continuar—. Mi padre era el jefe general del ejército, había servido a la familia real toda su vida. Desde que tengo memoria mi familia ha servido fielmente a los Arlert. Ese día tuvimos una reunión con Armin, él nos pidió que nos reuniéramos junto a otros miembros de alto rango de la caballería para declarar la guerra a Paradis —Aquellas palabras hicieron que el tenedor que estaba usando la pelirroja se cayera de sus manos por el impacto de la noticia.

—¿Por qué con Paradis? —preguntó totalmente asustada.

—Él tenía esa loca idea de que el matrimonio era una formalidad para beneficiar a ambas naciones, que si el matrimonio llegaba a ocurrir Erdia se iría a la perdición, tomando en cuenta las riquezas de ambos países y que Erdia estaba teniendo cada vez más crisis económica, aquellas naciones por si solas no son nada para Armin, pero unidas podrían acabar con él. En fin, mi padre no aceptó participar en ello... odiaba la idea de enviar a sus subordinados a una muerte completamente innecesaria —Levi escuchaba todo en silencio, en tanto seguía devorando su comida—. Mi padre amenazó con renunciar al cargo, y yo sabía que no era una simple amenaza, conociéndolo sabía perfectamente que al terminar esa reunión él dejaría ese palacio para siempre, y Armin también lo sabía.

—Entonces...

—Entonces dejó que lo hiciera. Pero siendo así, no sería gratis, para nada. Él tiene un orgullo que proteger.

Al escuchar la puerta del recibidor tan temprano la dueña de casa se extrañó, su esposo e hija menor siempre volvían al anochecer y su hijo mayor había salido a primera hora diciendo que volvería tarde, por lo tanto, envió a una de las criadas a ver de quién se trataba, puesto que ella se encontraba ocupada desayunando. A los pocos minutos apareció la empleada.

—Mi señora, el señor Ackerman y la señorita Mikasa han llegado.

—¿De verdad? ¿Tan pronto? —No necesitó respuestas, pues al poco tiempo apareció su marido por la puerta con una enorme sonrisa, y su hija detrás.

—¡Querida, hoy iremos a cenar! —exclamó contento el hombre. La mujer no sabía de qué estaba hablando, ni por qué se mostraba tan dichoso, no obstante, al reparar en el rostro de su hija supo que realmente tenía que ser algo muy bueno.