20 Tensión nivel Thor

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Lana y yo salimos de los vestuarios. En serio, si no te fijabas mucho, era como si un bikini azul Klein flotara por ahí solo. Bueno, eso o que a la mujer invisible le habían apetecido unas vacaciones. No obstante y desafortunadamente, yo no era invisible, y cuando la luz del sol me diera de pleno, la gente correría el riesgo de quedarse ciega ante el resplandor.

Habría estado bien que ese sitio tuviera una sala de bronceado por la que pasar antes de ponerte el bikini.

Más tranquila, pude comprobar que la mayoría de gente en aquel sitio era de distintos tonos de blanco. Había personas con la piel de un blanco roto, blanco marfil e incluso un blanco de ese que dejan los mejores detergentes de la tele. A esas últimas era mejor no mirarlas directamente.

E l spa era una locura. Aguas termales, cristaleras hasta el techo, una humedad cálida y agradable flotando en el ambiente, vistas inmejorables...

—Mira, están allí —señaló Lana hacia una de las piscinas interiores.

Y hablando de vistas inmejorables... ¡Dios santo! ¿Ese era León?

—Ya lo veo... —Carraspeé y me corregí inmediatamente—: Los veo.

De repente, se me había secado la boca y la idea de quitarme el traje de baño me pareció menos atractiva que nunca.

—Eh... Vale, habrá que quitarse esto, ¿no? —dije yo entre dientes y una sonrisa falsa mientras saludaba con la mano a Julian, que era el único que nos hacía señas.

León me miraba fijamente, como esperando algo. Me estaba poniendo de los nervios.

—Vamos, nadie nos mira —mentí.

—Tú primero —me pidió. No, casi me rogó.

Me mordí el labio.

—Vamos, no nos conoce nadie —insistí.

—Nos conocen ellos —susurró y señaló con la cabeza hacia los dos alemanes que nos esperaban.

Julián no dejaba de hacernos señas exageradas, tanto que Leon tuvo que pedirle que se calmara. Seguramente le dijo algo como «ya nos han visto,imbécil, deja que se tomen su tiempo. Me han visto y se han quedada impresionadas, ahora no se atreven a venir».

—Mila. —La miré como bloqueada—. Te toca.

¿Qué era lo que me pasaba? Yo era una chica que se cuidaba, de figura esbelta y una altura considerable. Tal vez no tuviera unas súper curvas, pero siempre había estado segura de mi aspecto.. Traté de no mirar a Leon durante mi avance y, solo cuando la mitad inferior de mi cuerpo estaba ya dentro del agua, me permití alzar la vista hacia él.

Y sí, me estaba mirando. Otra vez. ¿O es que no había dejado de hacerlo?

—¡Por fin! —exclamó Julián—. Sí que necesitan tiempo las mujeres para quitarse la ropa.

Lana empezó a ruborizarse, pero él le dio un codazo amistoso y le salpicó en la cara. Entonces empezó una guerrilla de agua y esos dos entraron de nuevo en su mundo de niños de ocho años, donde los complejos al exhibirte en bikini no existían. Qué envidia.

—Si no se controlan, nos va a tocar castigarlos —bromeé para romper el hielo.

Pero Leon no me contestó, sino que siguió estudiándome con una ceja levantada.

—¿Qué? —le pregunté incómoda.

—Tenías razón, ¿sabes?

—¿Sobre qué?

Sus ojos se pasearon desde mis extremidades acuáticas hasta mis ojos otra vez.

—Apenas vi nada aquel día.

Todo apesta, incluido tú (León Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora