26 de marzo de 2017. Filadelfia, Pensilvania, USA.
La susceptible melodía de la pegajosa canción del famoso grupo Maroon 5, Don't Wanna Know, suena con elegancia en los altavoces conectados en cada esquina de mi cuarto. No puedo evitar tararear la canción en un susurro mientras que, con algo de paciencia, acaricio mi plano, pero no tanto, vientre y observo mi cuerpo en el largo espejo que estaba pegado a la desgastada pared blanca de mi habitación.
Peino mi lacio cabello negro, que me llega un poco más arriba de la cintura, y con pocos resultados trato de ocultar mi pequeña panza de dos meses. Sonrío emocionada por el increíble hecho de que una vida se está reproduciendo dentro de mí. Bajo mi blusa y cuando termino, tomo mis cosas para salir de una vez. Hoy tengo un día bastante ajetreado en el instituto. Bueno, por lo menos sospecho que será así. Llevo dos meses de embarazo y aún no le he contado nada al futuro padre. No es como si he podido sacar el momento adecuado para hablar con él con respecto a que en unos siete meses tendrá una posible hija o hijo. Hemos estado tan ocupados con los constantes proyectos que parecen interminables, teniendo en mente que en menos de dos meses estaremos a finales del año escolar.
Katherine, mi inigualable y habladora mejor amiga, insiste en que debería decírselo lo antes posible; pero, tengo un miedo terrible a la reacción de Ángel Sullivan. Ciertamente, nunca le han gustado los niños; considera que son un estorbo o que simplemente arruinan los planes de cualquier adulto. Esas cosas, aunque quisiera, no deberían detenerme para decirle la verdad. Así que he tomado la decisión. Hoy es el día en que le diré que será papá, aunque por dentro esté deseando que el día prácticamente se acabe sin poder verlo en los largos pasillos del edificio donde estudiamos.
Bajo las escaleras en un dos por tres al escuchar las quejas de mi hermano mayor, Harry. Hoy, después de mucho tiempo sin vernos por motivo de su trabajo, me llevaría al instituto. No es muy común que lo haga; pero, desde que tiene su primer proyecto como arquitecto cerca de las instalaciones del colegio, pues aprovecho para irme con él.
Mi increíble hermano se llama Harry, tiene veinticuatro años y estudió arquitectura en la universidad de Stanford en California. Sí, fue el orgullo de la familia cuando se graduó. Mi padre siempre ha tenido ese gran sueño de que sus hijos estudien una carrera que sea referente a las empresas que maneja. Sin embargo, se vio ligeramente decepcionado cuando descubrió que tenía planes de aplicar para la carrera de Literatura Inglesa en la prestigiosa y famosa universidad de Yale en Connecticut. Cosa que empeoró la poca relación que tenía con dicho dueño de una gran cadena de hoteles y empresas y, que, en lo más profundo de su ser, esperaba que todos sus hijos estudiáramos administración, ingeniería o arquitectura. Pero eso no es todo. Está mi admirable e influyente hermano mayor, Michael Jones. Tiene veintinueve años, está casado con una mujer excepcional, futuro padre de dos hermosos gemelos, y para completar el pastel de chocolate con una cereza, es el vicepresidente de las empresas de nuestro padre.
Es el hijo del año.
Tal vez por esa razón no nos llevamos del todo bien. Ser el hijo perfecto ante nuestro padre, hace que le tenga cierto resentimiento. Cuando vivíamos bajo el mismo techo no podíamos evitar las constantes discusiones ni el evidente maltrato verbal que ambos ofrecíamos. Es posible que dos perros y gatos se soporten más que nosotros; pero, en lo más profundo de mi corazón, le tengo un gran aprecio y respeto.
—Muévete, Mía. No entiendo por qué tienes que durar tres horas para vestirte si vas a una escuela, no a una jodida pasarela. —solté un bufido de indignación y me posicioné a su lado, cruzada de brazos y con un intento de mirada amenazante. Harry es conocido por su malhumor mañanero, algo que me molesta en sobremanera.
— ¿No me has visto en casi dos días y esto es lo único que sabes decir? —él rueda sus encantadores ojos grises, como los de mi madre, y casi dejo soltar una sonrisa. Casi. Últimamente ha tenido tanto trabajo que no lo veo mucho por los alrededores. Siempre está en su habitación muy ocupado después que llega y en las mañanas ya se ha ido cuando me levanto.
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Baby Boy! ©
RomanceUna cosa tiene todos los padres responsables en común: el querer el bienestar de sus hijos. Es por eso por lo que Antonio Jones siempre le insistía a su hija que no se dejara arrastrar por las garras de su novio, que, para opinión de él, era un buen...