*Capítulo 19

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Trato de estirarme un poco, algo incómoda por la posición en que me encontraba, pero una mano en mi cintura impide por completo mi movimiento. La luz del sol me da de llano en la cara y tengo que cerrar fuertemente los ojos para que no me siga molestando. Suelto un quejido por lo bajo, para evitar que los demás se despierten. Tengo calor, y estaba muy desorientada de lo que pasaba a mí alrededor; pero, una vez que me despierto por completo y observo la habitación, noto qué es lo que pasa.

Kate está acostada en el suelo con su cabeza en el pecho de mi hermano, quien a su vez la tiene abrazada por la cintura. Ambos duermen ajenos a la situación de forma inocente.

Miro en donde estoy. Sigo acostada de lado y Luke detrás de mí con la misma posición, solo que lleva su mano hasta mi cintura y su cara está metida en mi cuello; mi corazón se ensancha de pura ternura. Me volteo para tenerlo de frente, y me derrito ante lo que veo. Su rostro está sereno, como si estuviese en paz consigo mismo. Tiene todo su despeinado cabello color arena pegados a los lados de su cara, un poco de barba y sus carnosos labios los tiene entreabiertos. Sonrío y llevo una mano hasta su pelo , retirándolo con cuidado de su cara para no despertarlo. Sus pestañas son largas y parece uno de esos hermosos dioses griegos. Me acerco un poco a él y vuelvo a mirarlo a los ojos, pero los suyos siguen cerrados. Mis labios están a centímetros de los suyos, y siento el estómago revuelto. No sé cuánto tiempo pasa... hasta que me atrevo; junto mis labios con los de él y millones de sensaciones me invaden cuando sus fuertes manos me agarran y me besa con más seguridad. Se ha despertado y me ha seguido el beso. Me alejo, ofuscada y avergonzada por completo, y espero alguna reacción de su parte. Alguna burla, algún quejido, algún reclamo. Pero no, solo me mira con sus llameantes ojos llenos de deseo y con una increíble sonrisa.

— ¿Sabes cuánto he esperado por esto? —Me susurra, mientras toma mis manos y me brinda unos cuantos besos más. Mi cara se pone roja de los nervios.

¿Qué diablos estoy haciendo? ¡Es Luke! Es como un hermano para mí.

¿Desde cuándo los hermanos se besan en la boca?

—Yo... Yo lo siento. No debí... Yo no quería despertarte. —Me levanto, sin poder mirarlo a los ojos y sin esperar que respondiera, con sumo cuidado de no despertar a nadie, y voy directo a la habitación de Theodore. Me encuentro con mi niño aun durmiendo, acostado con su trasero levantado y un dedo en su boquita. Sonrío y niego un poco divertida. Luke abre la puerta. Sus ojos reflejan muchas emociones que soy incapaz de descifrar. Dentro de mí, siento que acabo de abrir una caja de Pandora y que esto no terminará bien. Se me acelera el corazón de solo pensarlo.

—Mía, tenemos que hablar. —me dice mi mejor amigo.

—Luke, no quiero incomodar toda esta situación. —digo algo insegura e incómoda—. Cometí un error, ¿sí? No sé qué me pasó, no debí besarte. No debí cruzar la raya de nuestra amistad. —le susurro.

Nunca, en todos mis años conociendo a Luke, había sentido algo por él más que una amistad. Ni siquiera me gustaba un poco; y que me pase justamente esto, ahora, me confunde. Aunque, bueno, él siempre ha sido un mujeriego y yo no había puesto los ojos en él por la misma razón. Sin embargo, eso no es excusa. Aquí estábamos, uno frente al otro, donde minutos antes nos habíamos besado. ¿Qué cambiará ahora? ¿Será que puedo iniciar alguna especie de relación con mi mejor amigo? ¿Desde cuándo Luke había gustado de mí? ¿Desde cuándo Luke me mira con esa dulzura plasmada en sus ojos?

—No vamos a incomodar nada, enana. —me sonríe, y parece ser sincero. Me toma de la barbilla para obligarme a mirarlo a la cara, y siento mis mejillas arder—. Te propongo algo. Sal conmigo. Tú y yo en una cita. —me dice, como si fuese algo normal. Suelto un suspiro y miro hacia un lado—. De verdad que me gustas, nena. Joder, me gustas muchísimo y siempre he tratado de guardar mis sentimientos por el simple hecho de que eres mi mejor amiga; pero, ahora las cosas han cambiado. —Me coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja y acaricia mi mejilla—. Claro que han cambiado después de ese increíble beso que me diste. —se acerca a mí decidido y me sonríe con ternura. Me da un casto beso en los labios y yo siento mis piernas temblar y mi corazón palpitar de manera rápida—. Quiero intentarlo contigo y si no funciona, entenderé. Entenderé que no eres para mí.

Baby Boy! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora