* Capítulo 9

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16 de febrero 2022. Newark, New Jersey, Usa.

—Iré a la tienda a comprar unas cuantas cosas que hacen falta en la casa y algunas cosas de Theodore. —Le digo a Harry por teléfono, quien me había llamado para comentarme que se había reencontrado con nuestro hermano mayor, Michael. Yo solo lo había ignorado

—Mia, te estoy diciendo que vi a Mike el día de hoy. Me pidió verte.

—Harry, no sé de quién diablos me hablas. Hablamos más tarde. —cierro el teléfono, sin esperar una respuesta de su parte. Mi corazón late rápidamente. Tengo años que no sé de él.

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos tristes.

Theodore está en el kindergarten, así que aprovecharé este momento a solas para hacer las compras necesarias para la casa.

Salí y manejé solo unos minutos. El mall estaba a tan solo unas cuadras del apartamento.  Llegué y entré al edificio. Estaba abarrotado de gente; al parecer, había algo así como un descuento en todas las mercancías. Tomé un carrito de compras y comencé por el área de niños. Theodore está cada vez más grande y la mayoría de sus ropas le quedan algo pequeñas. Así que debo actualizar su armario con cosas que le sirvan. Después que terminé, fui al área de comida. Las despensas del hogar también debían llenarse, así que tomé todo lo preciso, incluyendo muchos chocolates y gominolas de ositos, los favoritos de mi hermano, helado de chocolate para mí y de fresa para Theo. Pensé en preparar una lasaña esta noche, que era la comida preferida de Harry, así que busqué todo lo necesario para prepararla. Cogí unas cuantas botellas de Coca-Cola, unas latas de cerveza y algunos zumos naturales.

— ¿Hermana? —mi cuerpo se tensó por completo al escuchar el susurro de esa voz que tanto había extrañado. Estaba ansiosa, aunque con un deje de tristeza que me caló hasta el último hueso de mi cuerpo.

Me volteé y efectivamente. Él estaba aquí. Más cambiado, era obvio. Estaba delgado y con un tono de piel demasiado pálido para mi gusto. Llevaba un gorro de lana que cubría todo su cabello y unos pantalones Jeans holgados. Demasiado holgados. Parecía prácticamente un muerto, lo que me provocó unas terribles náuseas. Retrocedo tres pasos. Recuerdos de cinco años habían llegado a mi memoria. ¿Cómo se atrevía a llamarme hermana después que me había abandonado?

—Yo no soy tu hermana. —dije seca. Con mi voz fría por el disgusto que estaba sintiendo.

Que jodida mierda.

¿Es normal tener tantas ganas de llorar que sientes que literalmente tu corazón está hecho pedazos? ¿Es normal que te sientas con ganas de acabar con todo el sufrimiento de una buena vez? ¿Es normal querer desaparecer para siempre?

Así me sentía ahora. Así me sentía mientras miraba entre lágrimas a mi hermano. El supuesto hermano mayor que debía apoyar a su hermanita; que debía cuidar de mí. Estar frente a él después de tanto tiempo me ha dejado vulnerable.

Me ha roto más de lo que ya estaba.

— ¡Joder, Mia! Deja tu maldita inmadurez. —me gritó, dando unos cuantos pasos hacia donde me encontraba, y tuve que sostenerme del carrito para no lanzarle una bofetada cuando lo tenía suficientemente cerca. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo se atreve a decirme inmadura después de todo lo que me han hecho? ¡Después de todo lo que he pasado!

— ¿Inmadurez? ¿Eres capaz de llamar esto inmadurez? —Lancé una carcajada sin gracia y lo señalé con mi dedo índice—. Escúchame bien, Michael Jones. Inmadurez fue lo que mis supuestos padres hicieron al sacarme a patadas de casa. —dije, tan fría y seca cómo podía. Quería lanzarme a sus brazos y simplemente abrazarlo. Olvidarme de todo lo que pasé sin él y tenerlo de vuelta conmigo—. Inmadurez es confiar en mi supuesto hermano mayor, quien prometió protegerme cuando éramos apenas unos niños, y solo me mandó al carajo en cuanto pedí su ayuda, sin importarle un comino mi vida. —unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos, corriendo por mis mejillas. Las limpié—. Ahora vete al jodido demonio y olvídate, como lo has estado haciendo todos estos años, de que yo existo.

Baby Boy! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora