10 de marzo del 2022. Newark, New Jersey.
Respira. No dejes que los nervios te traicionen. Solo respira, Mía.
—Buenos días, señorita Jones. —la amigable secretaria me lanza una sonrisa reconfortante, diciéndome a gritos que debería, solo tal vez, mantener la calma. Sonrío, mis mejillas tiñéndose de un tono rosa y dejando en evidencia mi nerviosismo. Me pongo un mechón de cabello detrás de la oreja. Había decidido ponerme unos pantalones negros de talla alta, con una camisa de flores de un llamativo color rojo, naranja y amarillo; aunque, también con algunas tonalidades rosas. Me puse unos tacones rojos, muy cómodos, que hacían juego con mi ropa. En cuanto a mi cabello, lo planché y ahora lo tengo lacio hasta los hombros, de un negro brilloso y sedoso. Me había maquillado de una forma sencilla y lo más natural posible.
—Buenos días. —Había firmado el contrato hace aproximadamente diez minutos atrás. Se supone que estaré trabajando para la vista de todos como una pasante, pero con un sueldo normal. La señorita Snow me había explicado que todo pasante cobraba menos; sin embargo, el señor Blake había hecho una excepción conmigo. Hecho que agradezco con todo mi corazón.
Ahora estoy de camino a mi nueva oficina de trabajo. La señorita Meredith, la recepcionista que me había recibido en la entrada, está a mi lado para guiarme como me indicó la señorita Snow el día que hablamos por teléfono. Meredith es una rubia alta, con un rostro de lo más juvenil, con un delgado cuerpo y un sentido de la moda sensacional. De inmediato que la vi, me sentí fuera de lugar. Todo el personal de esta empresa parecía con un estilo por los cielos. Llegamos a una gran oficina con una estupenda vista a la ciudad, cientos de edificios de distintos tamaños, personas caminando despreocupados por la calle, otras no tan despreocupados. Autos de diferentes modelos y marcas. Todo esto, lo podía ver desde aquí. Había un grandísimo ventanal, y estaba diseñada de una forma contemporánea. Cada mobiliario era moderno, cómodo e increíblemente agradable a la vista. Es grande, sí, pero se siente extrañamente cálida. Se podía sentir la tranquilidad en toda la estancia.
Vaya. Es, sin duda alguna, muy bonita.
—Esta es la oficina del señor Blake, el presidente de Blake Solutions. Cómo ya sabes, serás su secretaria personal; por lo tanto, debes tomar en cuenta que el jefe es muy estricto. No tolera las personas impuntuales, las malas habladas, las que no tienen educación y mucho menos a las mal vestidas. —Asiento—. Le gusta la organización y que los trabajos estén bien realizados. Sin más que decir, te doy la bienvenida a la empresa. —sonrío, tomando nota mental de las cosas que el jefe no tolera, y luego le agradezco.
Salimos de la oficina del señor Blake, y nos detuvimos en frete de un cubículo de caoba que tenía mi nombre y apellido en una plantilla de hierro, encima del escritorio. Había una laptop MacBook Air, un teléfono, un escáner con impresora y copiadora, justo al lado de mi escritorio, y muchas gavetas. También tenía una silla giratoria. ¡Me encanta!
Es pequeña y coqueta.
—Aquí es su lugar de trabajo. —sonrío emocionada. Me ha fascinado completamente. Tengo mi propio espacio.
Meredith se tomó su tiempo para explicarme a detalle todo lo que tenía que hacer y las cosas que al señor Blake, ahora mi nuevo jefe, me pediría. Por ejemplo, estoy de camino a su oficina llevando en manos un café con leche descremada para él. Acaba de llegar y no quiero que tenga la necesidad de pedirme el café. Meredith me ha advertido de que el señor Blake adora su café. Yo misma lo he preparado, aunque sé que a él le gusta el café de la plaza que está en la esquina; pero sinceramente, no creo que sea buena idea para su salud. Meredith me ha comentado que tiene diabetes y sufre del corazón. Toco la puerta dos veces.
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Baby Boy! ©
RomanceUna cosa tiene todos los padres responsables en común: el querer el bienestar de sus hijos. Es por eso por lo que Antonio Jones siempre le insistía a su hija que no se dejara arrastrar por las garras de su novio, que, para opinión de él, era un buen...