*Capítulo 18

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—Cállate, Harry. —él suelta una carcajada—. Estoy enojada contigo. Es mejor que no me hables. —le suelto, alejándome de él con el parlanchín de Theo en mis brazos, quien no para de decirme que tiene un nuevo amigo en la escuela.

—Ya te dije que no fue mi culpa, enana. Él estaba en el mismo pasillo que yo cuando nos encontramos en aquella ocasión y no podía simplemente esconder a Theo detrás de mi espalda. —Dice sarcástico. Quise reír, pero me contuve. En realidad no estaba tan enojada con él como cuando me lo había dicho, pero quería hacerlo sufrir un poco más.

La cuestión es que hace varios años atrás el padre biológico de mi hijo había conocido a mi pequeño y apenas ahora Harry me lo está diciendo. Es por eso que lo haré pensar que estoy muy molesta con él.

Sonrío para mis adentros.

—Debiste hacerlo. —digo, de una forma un tanto infantil, ignorando su cara de ofensa.

— ¡Mía! No te enojes conmigo por ese idiota. Además, eso pasó hace como cuatro años. Supéralo ya. —se queja. Me doy la vuelta y sonrío sin que él pueda verme. No respondo, y solo me limito a caminar algunos pasos hasta la cocina.

— ¿Qué dijo cuándo lo vió? —pregunto, algo temerosa por la respuesta. Harry me mira, incrustando su mirada con la mía, buscando algún indicio de broma. Cuando no ve absolutamente nada en ellos, suspira.

—Bueno, al principio se quedó sorprendido. Quiso saludarlo y cargarlo, pero como que se retractó. Luego me preguntó si era tú hijo. —ruedo los ojos. Ese imbécil—. Ya sabes cómo soy, le dije un comentario sarcástico que seguro le hizo dudar de su inteligencia. —me reí—. Luego me preguntó cómo se llamaba y pues le dije que Theo. Y ya. Eso es todo porque Theo se hizo en los pañales y tuve que irme.

¡Bravo, Theodore!

—Está bien, Harry. Tú ganas. —le digo. Mi hermano sonríe de oreja a oreja y me brinda un casto beso en la mejilla—. Además, Theo es un niño inteligente. Se hizo en los pañales para no tener que verlo. ¿A que sí, mi campeón?

—Sí, mami. —responde mi pequeño, mirándonos con una enorme sonrisa.

Harry y yo reímos.

Estoy tan feliz y emocionada por su desarrollo continuo. Está creciendo cada día más y se nota un niño sano, alegre, armonioso y hermosamente inteligente para su edad. Lo amo con toda mi alma.

Harry se alejó y yo aproveché para tomar un cojín de los asientos de la meseta y lanzárselo a su cara. Se rió nuevamente, provocando que su cara se pusiera roja y de sus hermosos ojos grises cayeran algunas lágrimas.

Aún recuerdo la primera vez que Theo dijo el nombre de mi hermano. Nos pusimos como locos gritando en el apartamento y cargando a Theo por todos lados.


—Hady

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—Hady. —Abrí mis ojos sorprendida.

— ¡Harry, a dicho Harry! —lo llamo emocionada y en segundos ya lo tengo a mi lado. Con sus ojos abiertos de par en par, viendo con emoción a mi pequeño. Mi hijo ríe.

Baby Boy! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora