13 de febrero 2022. Newark, New Jersey, Usa.
5 años después.
Estoy en mi baño tomando una ducha de agua caliente que me permite relajar mi cuerpo del constante estrés que está sufriendo el mismo por estos últimos días que he estado yendo de un lado para otro en busca de un trabajo. Estos últimos meses que llevo viviendo en New Jersey ha sido una tortura, aunque es un sacrificio que he decidido asumir si quiero vivir con mi hermano Harry al haber conseguido por fin su primer contrato millonario en su empresa de arquitectura.
Ha pasado muchísimo tiempo, y puedo asegurar que se siente como si el viento se llevara los años a su paso. Llevo aproximadamente tres meses que me mude de Boston junto a mi pequeño de ahora cinco años, y mi hermano querido, que tardó tres años en crear su propia empresa e independizarse de las garras de mi padre. Cosa que de la cual estoy sumamente orgullosa, ya que debido a eso casi no podíamos vernos o siquiera hablar. Había dejado toda mi vida de Boston para poder tenerlo cerca de mí.
La ventaja de vivir en este estado es que solo estaba a dos horas de la ciudad de Harrisburg en Pensilvania, donde residía mi mejor amiga Katherine junto con su esposa Marie. Sí, se casaron y fue la boda más hermosa que jamás había visto en mi vida. Ahora están literalmente haciendo los tramites para adoptar a un niño o niña.
Una risa contagiosa me saca de mis pensamientos. Mi niño se ríe sin parar del otro lado de la puerta, lo que indica que mi hermano ha llegado de su jornada laboral.
Muchos se preguntarán que por qué no trabajo con Harry si es que ya tiene su propia empresa. La respuesta es que odio trabajar para cualquier familiar. Nunca han de faltar las críticas y los comentarios absurdos por los demás empleados acerca de cierto favoritismo por ser familia del presidente de la compañía. Lo digo por experiencia, ya que intenté trabajar para él hace un mes y ya los rumores en la oficina acerca de que había sido contratada sin un título universitario y sin mucha experiencia laboral solo por ser su hermana era un caos. Así que preferí irme y buscar otra opción de trabajo.
— ¡Mia! —la voz de mi hermano se escucha un poco distorsionada por el agua de la ducha. Suelto un suspiro y agarro mi toalla con la necesidad de secarme bien antes de salir del cuarto. Una vez que termino, salgo del mismo.
—Harry. —lo saludo, viendo como está recostado en mi cama con el pequeño Theo sentado encima de su estómago—. Cariño, bájate de la panza de tu tío.
—Pero mamá, es divertido.
—Amor, no es divertido. Bájate ya. —le digo, con un tono de voz algo autoritario. Harry me sonríe y le gruño. Es un apoyador de mi hijo.
—Mia, Luke me ha llamado para decirme que viene de camino a visitarnos. He llamado a Kate y su esposa esta mañana para que vengan a cenar esta noche y ya tienen que estar de camino o llegando. Así que pensé, hay un nuevo restaurante mexicano que he querido visitar desde hace mucho. ¿Qué te parece si vamos todos juntos? —me dice con entusiasmo. Me alegra saber que mis amigos vendrían. Los he extrañado tanto estos meses.
—No se si sea conveniente que salga. Theo aún está algo agripado y yo debo de seguir enviando mi currículo a algunas empresas en línea.
—Yo ya estoy sanito. Mami. Quiero comer tacos. —me dice Theo con un pucherito muy tierno. Sonrío con ternura y sobo su cabello chocolate.
Me alejo un poco de la cama y decido meterme al armario para poder cambiarme sin que ellos me vean.
—Es cierto, Mia. Ya Theodore está mejor y puedes enviar esos currículos en este tiempo libre antes que lleguen los chicos.
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Baby Boy! ©
RomanceUna cosa tiene todos los padres responsables en común: el querer el bienestar de sus hijos. Es por eso por lo que Antonio Jones siempre le insistía a su hija que no se dejara arrastrar por las garras de su novio, que, para opinión de él, era un buen...