13 de noviembre de 2017. Boston, Massachusetts, USA.
Cuatro horas más tardes.
—Es la cosita más hermosa de todo el mundo. —murmura una tierna Katherine, mientras que con la cámara de su celular le toma unas cuantas fotos al hermoso bebé que tengo en brazos. Sonrío y le acaricio la mejilla. Es un niño pequeño, de pocos cabellos y un cuerpecito suavecito. Aún no sé cuál es el color exacto de sus ojos porque es muy pronto para asegurarlo, pero todo en él es perfecto. Lo amo con toda mi vida y apenas llevo diez minutos con él en manos. El parto había durado un aproximado de tres horas y algunos minutos.
— ¿Cómo decidiste llamarlo? —me pregunta Marie, quien había estado esperando en la sala mientras su novia me acompañaba en el parto. Sonrío de oreja a oreja al recordar el nombre que había elegido. Era una de las cosas que más me gustaba de este ser.
—Como mi abuelo, que en paz descanse. —las miro, sin poder ocultar mi felicidad—. Le puse Theodore. —Kate sonríe con evidente orgullo y toma la manito de mi hijo en sus dedos. Al parecer se ha enamorado de él tanto como lo estaba yo. Theodore suelta un dulce bostezo.
—Me encanta. —murmuró—. Hola, pequeño Theo. —El bebé se remueve incómodo en mis brazos. Reí.
—¿Sería como Teo? —cuestiona con curiosidad, lo que me provoca una sonrisa al notar como lo había pronunciado.
—Más bien, sería como Zio. Con T y H intercalada. —explico, arrugando un poco la nariz al no saber si pude dar una definición clara.
—Ziodore. Me gusta mucho. —comenta, con una sonrisa de oreja a oreja. Asiento, agradecida.
—Gracias. —digo con sinceridad—. ¿Has sabido algo de mi padre? —le pregunto a mi mejor amiga después de unos minutos de silencio. Ella me fulmina con la mirada, soltando un bufido, y sé que está molesta conmigo por mí, como dice constantemente, ingenuidad. Katherine no ha querido saber de mi familia después de que se enteró que ellos me sacaron a patadas de mi casa sin importarles que estaba embarazada, y tiene toda la razón de estarlo. Yo también lo estaba, pero aun así amo a mi familia y no podía dejar de preocuparme por ella. No soy del tipo de persona que guarda rencor. Es cierto que me enojo y puedo durar cierta temporada con ese sentimiento, pero de ahí a guardar rencor, no es lo mío. Mucho menos con personas que amo, sean o no buenos conmigo.
—Está estable y fuera de peligro. Ya está en una habitación normal y no en intensivos. Tiene algunos problemas del corazón, pero lo tienen interno para hacerle estudios. Mia, posiblemente tenga alguna insuficiencia cardíaca. Tu madre está con él y tu hermano también. —mi corazón se alivió de escuchar aquellas palabras. Esperaba que mi padre mejorara pronto y que nada malo le ocurriese.
—Que alivio que está fuera de peligro. Enserio espero que todo salga bien en los estudios. —Katherine suelta un suspiro y desvía la mirada hasta mi niño—. ¿Qué hermano? ¿H-harry? —pregunto.
—Lo he llamado para avisarle acerca del nacimiento de Theo. Me dijo que vendrá lo más pronto posible en cuanto pida un permiso en el trabajo. No sabía nada acerca de tu padre tampoco. —dice—. Es Michael con su esposa y sus hijos que están con tu padre. —Unos horribles recuerdos llegan a mi mente al escuchar su nombre.
—Mia. ¿Sucede algo? Estoy algo ocupado por el momento. —sollozo cuando escucho la voz de mi hermano mayor. Parece fastidiado, y entiendo su punto. Solo he sido un estorbo. No he dejado de llamarlo los últimos tres días, pero es que llevaba desde que mis padres se enteraron de mi situación, durmiendo en un motel. Necesitaba ayuda. Podría quedarme en su casa por unos días hasta que pueda conseguir un pequeño apartamento, pero si seguía en este lugar todos mis ahorros se irán al caño.
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Baby Boy! ©
RomanceUna cosa tiene todos los padres responsables en común: el querer el bienestar de sus hijos. Es por eso por lo que Antonio Jones siempre le insistía a su hija que no se dejara arrastrar por las garras de su novio, que, para opinión de él, era un buen...