Chapter 9

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El corazón de la reina Elsa comenzó a golpear su pecho con violencia al verse rodeada por los enfurecidos hombres y mujeres que habían decidido arremeter contra ella. Tuvo que alejarse un par de pasos de ellos para crear suficiente distancia para no ser lastimada, sin embargo, no pudo retroceder más cuando sintió el muro de cristal de su castillo tras su espalda, maldijo su suerte y elevó sus manos frente a ellos.

—Retrocedan, se los ordeno, yo soy su reina —afirmó aunque su voz no sonó tan fuerte como quería. Sus manos temblaron de nervios.

—Una reina que lo único que ha hecho es herir a su pueblo y a su familia, no es merecedora del trono —objetó el sujeto que comandaba al pueblo.

Elsa desvió la mirada hacia un punto en el suelo, reflexionando el comentario que había emitido ese hombre.

—No tienen por qué tomar justicia por si propia mano, mejor... Márchense —dijo esto último casi como una súplica.

Los pueblerinos comenzaron a susurrar cosas entre ellos, algunos aceptando que estaban haciendo mal las cosas y otros decididos en acabar con la vida de la monarca. Este lapso de tiempo Elsa lo aprovechó para idear un plan de escape, en el cual no tenga que lastimar a nadie ni herirse ella misma en el intento.

Examinó con su mirada las posibles salidas que poseía el castillo hasta toparse con un gran ventanal situado tras las otras personas. Pensó que esa era su única salida, su única oportunidad.

Tomó una bocanada de aire y poco a poco dejó escapar su magia creando una pequeña ventisca que llamó la atención de sus perseguidores. De pronto toda la sala estaba invadida por una neblina de color blanco, con ella desconcertó a los demás.

Luego tomó impulso y corrió a toda prisa llevándose a varias personas por delante, pronto divisó con claridad el ventanal y sin chistar cruzó sus brazos frente a su rostro y se tiró al vacío.

El viento golpeó con violencia su rostro y sus ojos lo único que pudieron observar fue la profundidad del abismo, en su mente se crearon lamentables imágenes de su cuerpo estampado en la fría nieve, sin embargo, no estaba decidida a perder la vida por lo que creó una rampa con la cual crearía un camino que la condujera a una zona segura.

Se dejó caer por el hielo macizo hasta alcanzar tierra firme. Cuando sus pies sintieron la suavidad de la nieve pudo sentir algo de alivio, no obstante, no podía quedarse allí parada, emprendió huida hacia la inmensidad del bosque no sin antes darle un vistazo por última vez a su castillo de hielo que se estaba consumiendo por las ardientes llamas.

Todos los pueblerinos se sorprendieron ante lo ocurrido, ya nada podían hacer, la reina posiblemente había muerto por el impacto con la nieve. Así que decidieron irse del lugar, no sin antes prenderle fuego al castillo de hielo. Poco a poco se fue derritiendo y lo que con tanto esmero había construido Elsa era solo escombros.

Algo dentro del cuerpo de la platinada se rompió cuando vio su castillo arder, su magia había sido sacudida por un fuerte impacto, había perdido también a las pequeñas criaturitas que había creado gracias a una molesta gripe. Aquellas personas no habían tenido un ápice de misericordia para con ella, injusto porque Elsa en muchas ocasiones le tendió la mano para ayudarles.

Continuó su recorrido sin cesar, aunque sus piernas comenzaron a dolerle por el esfuerzo y la falta de energía. Por otro lado, sus brazos sufrieron unos profundos cortes con los vidrios de la ventana, y ahora de estos despedía sangre que manchaba su elegante vestido y la pura nieve de sus pies.

Se abrazó a sí misma para no perder el ánimo sin importar el dolor de sus brazos y de su corazón. Ese día no podía ser peor, ahora lo comprendía con claridad.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora