Chapter 33

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El apabullado peliblanco se arrastró por el suelo, imponiendo una gran distancia entre él y la Reina de las nieves. Era evidente su asombro y lo mucho que su cabeza pedía a gritos una respuesta.

Elsa abrió y cerró la boca en dos ocasiones. Luego, puso la mano sobre el pecho sintiendo allí dentro que algo se quebraba en fragmentos pequeños.

—N... No hagas eso, n... No te alejes —dijo con grandes intervalos entre sus palabras —T... Tú no, Jack.

Se levantó del suelo, con lágrimas en sus ojos azules y con el inclemente deseo de echarse a llorar.

Jack no dijo nada al respecto. Lo único que podía escuchar era las rápidas pulsaciones de su arrebatado corazón. Sin embargo, no perdía la mirada del rostro blanquiciento de Elsa, era como un sueño por lo que estaba enfrentándose, no lo podía comprender por más que lo recapitulara una y otra vez. Demasiadas emociones encontradas en tan solo un par de horas, ya no podía esperar algo peor.

A tropezones se puso en pie.

—¿Quién eres tú? —preguntó en voz baja, casi como un susurro —Porque, sinceramente... No sé a quién tengo al frente... ¿Q... Qué eres?

Elsa soltó un suspiro cargado de frustración. Después de tanto tiempo debía desvelar la verdad ante los ojos azules de Jack de la peor forma posible y en el peor instante de su vida. Ya no podía ocultar la verdad, su identidad.

—Yo... —hizo una pausa y tragó saliva —Soy igual a ti... Tengo tus mismos poderes —comenzaron a temblarle las manos mientras veía al peliblanco.

Jack hizo un movimiento con su mano indicándole a la platinada que se acercara. Ella, vacilante, llegó hasta él, sin embargo, conservaban la distancia.

—Muéstrame —dijo en un tono imperativo.

Elsa trató de calmar sus nervios como pudo, pero tenía mucho miedo de que él se alejara de nuevo o algo mucho peor, que decida llamarle monstruo como lo hacían los demás.

Levantó su mirada para colocarla sobre el rostro impertérrito del peliblanco y luego dejó fluir su magia helada por sus dedos hasta que su mano se tornó más pálida de lo normal. Optó por aceptar la petición de su amigo y elevó la mano frente a él, con un movimiento simple creó un pequeño copo de nieve que comenzó a danzar frente a ellos.

Jack abrió los ojos y la boca simultáneamente movido por la impresión de ver aquella manifestación tan hermosa. Con dudas acercó su mano a la de ella y con sutileza tocó el copo de nieve sintiendo un estremecimiento por todo su cuerpo, era una magia gemela a la suya; igual de pura y maravillosa.

El copo de nieve pasó de la mano de la platinada a la del Espíritu del invierno con una familiaridad asombrosa. Él no pudo evitar esbozar una sonrisa al tener entre sus dedos algo tan pequeño pero magnífico que hace parte de él y también de ella.

—Es... Increíble —mencionó en voz baja e hizo disipar el copo de nieve con un chasquido de dedos, luego observó a la platinada. Su sonrisa se borró al instante —¿Por qué me lo ocultaste por tanto tiempo?

Ella pasó sus manos por su rostro y cabello analizando su próxima respuesta que no le cause daño a su mejor amigo.

—Tuve mucho miedo de que no me aceptaras así como soy. Muchos en el pasado me atacaron por poseer estos poderes que son una maldición —observó sus manos con enojo —Me tacharon de ser un monstruo sin sentimientos. ¿Soportarías eso?

Jack dio un paso hacia ella y sujetó sus manos entre las suyas, sin embargo, continuaba enojado con ella por guardar semejante secreto.

—Estos poderes no son una maldición. Son lo que somos y debemos aceptarlos como parte de nosotros —estrujó sus manos —Además, yo nunca te hubiera rechazado, Elsa, es más me hubiera sentido muy feliz de conocer a otro ser igual a mí. He vivido solo por muchos años y encontrarte me hace sentir completo, aunque tú hayas decidido ocultarlo.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora