Chapter 17

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—Jack, ¿sucede algo? —preguntó Elsa con un gesto contraído.

Contempló el ceño fruncido y la mirada perdida que tenía el peliblanco en un punto en medio de los árboles.

Jack giró su rostro para observarla con detenimiento, luego sacudió la cabeza un par de veces.

—No pasa nada —trató de sonreír aunque sus finos labios solo pudieron crear una mueca.

Elsa no parecía muy convencida con su contestación por lo que lo instó a que hablara con la verdad. Jack seguía negando lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento, ante esto, la chica sintió enfado con el muchacho por andarse con rodeos.

Se reincorporó para mirarlo a los ojos. Jack desvió la mirada hacia el suelo, sin embargo, nuevamente escuchó ruidos tras los árboles. Se levantó de golpe y esquivó el cuerpo de Elsa para encaminarse hasta el lugar donde provenía el ruido.

Sacó el cayado de su escondite y lo sacudió para que emanara una tenue luz azulina producto del hielo que comenzó a formarse en la vara de madera.

—¡Jack! —Elsa gritó a su espalda, sin embargo, él no se dignó a devolverle la mirada.

—Mantente al margen, Elsa —respondió con tal sequedad que la rubia creía que había escuchado a una persona completamente diferente a la que minutos antes charlaba amenamente.

Su boca si abrió y se cerró con indignación. No le pasa por alto el timbre de voz que había utilizado con ella, tan imperativo y molesto.

Jack se perdió entre los árboles, dejándola sola en el parque de niños; apretó los puños a su costado. Ese chico no debió hablarle de esa forma y mucho menos darle órdenes, cuando ella siempre ha sido la que las da, siendo reina de Arendelle nadie le faltaba al respeto de esa forma.

Odió con toda su alma al osado joven por tratarla así, sin embargo, no podía dejar las cosas así, debía hacerle saber que su forma de actuar con ella requería una sincera disculpa.

Llenó sus pulmones de oxígeno y después lo soltó con fuerza. Sus pasos firmes la encaminaron por el camino que, minutos antes, había tomado el peliblanco.

Mientras tanto, Jack se dejó guiar por su instinto natural; caminó alerta ante cualquier contratiempo que se le pudiera presentar en su momento. Sin embargo, escuchó pasos a su alrededor. Sujetó su cayado con fuerza, en cualquier instante aparecería la sombra que había visto.

Otro ruido llamó su atención. Apuntó hacia los arbustos preparándose para disparar un rayo de su potente magia helada.

—¡Sal de ahí ahora mismo! —ordenó con severidad.

Dio un paso firme y después otro y otro, hasta que estuvo a escasos metros de los arbustos.

La otra presencia se removió en su escondite. Sin darle muchas vueltas al asunto soltó una ráfaga de viento que impactó contra la silueta humanoide.

Sin embargo, sus ojos se abrieron como platos cuando observó un cuerpo femenino chocar contra un árbol. Esa cabellera rubia la podía reconocer a metros de distancia.

Se maldijo así mismo.

Luego, salió corriendo hasta donde estaba tendido el cuerpo de la chica. Se arrodilló ante ella, dejó caer el cayado a su costado. Después, pasó una mano por debajo de su espalda mientras que con la otra acariciaba su pálido rostro. Ella permanecía con los ojos cerrados, además, su piel estaba demasiado fría.

—Vamos, despierta... Por favor —suplicaba, tratando que despegara sus párpados y lo observara con esos hermosos ojos color cielo —Manny me va a matar.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora