Chapter 13

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Elsa levantó su mano para tocar la puerta, sin embargo, dudó un poco, estaba nerviosa y un tanto enojada con lo sucedido anteriormente; ese chico había sido un atrevido con ella, pero no podía regresar y golpearlo en la cara, eso sería inapropiado.

Respiró profundo y tocó con suavidad. Al otro lado de la puerta, una voz chillona respondió a su llamado.

—Adelante.

Elsa sujetó el pomo de la puerta, lo giró y abrió la puerta con parsimonia. Una mujer pelinegra la recibió con una mirada expectante.

—Buenos días —saludó la platinada.

—Bienvenida. Eres Elsa ¿verdad? —revisó los papeles que tenía en sus manos —vienes de Noruega ¿no?

Elsa asintió con la cabeza.

—De acuerdo, siéntate, cariño —indicó con su dedo.

La chica caminó hasta su escritorio y tomó asiento frente a ella. Sus manos temblaban y no sabía por qué, creía que podría ser por la ansiedad de convivir con tantas personas.

El silencio que se presentó después resultó ser de lo más incomodo para Elsa, no sabía hacia dónde mirar o qué hacer mientras que la directora leía todas las mentiras que había escrito en su hoja de vida.

—¿Todo anda bien? —preguntó cuando la mujer adulta frunció el ceño.

—Claro —soltó los documentos —solo que aquí dices que tienes dieciocho años. Sin ofender, pero aparentas más edad.

Un escalofrío recorrió por toda su espalda, no podía decirle a la directora que tenía más de trecientos años, creería que está demente, por tanto, simplemente se encogió de hombros.

—Pues, eso parece —dijo vacilante.

—Cariño, estás muy tensa —comentó con dulzura, Elsa sonrió de lado.

—Es que... Es mi primer día de clases, señora Edna.

—Ya veo —acomodó sus lentes para verla mejor —Bien, te haré una pregunta crucial para estudiar aquí. ¿Eres súper?

Elsa contrajo su rostro en una mueca de incomprensión. Edna giró los ojos, estaba cansada de que todos los estudiantes a quienes le hacía esa pregunta reaccionaran así.

—Disculpe directora Edna, ¿Qué signifa ser súper? —inquirió.

—Querida, ¡tener poderes sobrenaturales! —exclamó con las manos extendidas —¡¿Por qué nadie lo puede entender?! —se inclinó sobre su silla.

Elsa trató de digerir sus palabras, sin embargo, no entendía nada. ¿Cómo era posible que Edna hablase con tanta naturalidad sobre algo que no domina? Se suponía que los humanos no podían siquiera pensar en personas con habilidades especiales.

—No comprendo —murmuró.

—¿Tienes súper poderes? —insistió la pelinegra con una gran sonrisa.

Elsa palideció otro poco, incluso, las paredes de esa habitación tenían más color que su cara. Era la primera vez que alguien toca ese tema con tanta soltura.

—No, soy una humana ordinaria —mintió.

Edna suspiró, decepcionada.

—Pensé que lo eras, pero no hay problema, te asignaré a las aulas de los humanos normales —escribió en su computadora el nombre de Elsa.

La chica platinada seguía aturdida. ¿A qué clase de escuela se había inscrito?

—¿Eh? Directora, ¿esto es un sueño? —soltó de pronto.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora