Chapter 1

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El cielo se presentaba en el día de hoy en un tono oscuro, la noche parecía transcurrir con tranquilidad, la luna brillaba inmaculada en su punto más alto; mostrando su esplendor ante los ojos azules del muchacho que la observaba con fascinación.

La brisa suave sacudió su cabello blanco con deliberada lentitud. Su tez blanca resplandecía ante la luz del astro que se hizo presente por completo en su noche.

El joven lucía como siempre, con las mismas prendas con las que había sido nombrado Guardián de la diversión, un título que le encajaba a la perfección, porque nunca ha dejado de tener un corazón de niño inocente y activo, siempre queriendo llenar de sonrisas a aquellos que necesitan ayuda para poder encontrar la felicidad a través de juegos y risas.

Metió una de sus manos en los bolsillos de su sudadera azul, mientras que con la otra sujetaba su cayado. Sacudió los hombros para que cayeran unos pequeños copos de nieve que tenía encima, sonrió al ver lo hermosos que eran.

Soltó un leve suspiro y comenzó a pensar en todo por lo había pasado en su eterna vida. Nunca pensó que los niños creerían en él, pero conoció a Jaime y su percepción cambio completamente, ese niño y sus amigos fueron quienes los salvaron, a los guardianes, de las malévolas intenciones de Pitch Black, de quien se había perdido rastro desde hace cinco años. Por fin la tierra estaría libre del yugo que imponía el amo de las pesadillas, dios de las sombras. O al menos eso creía el joven guardián.


El albino decidió darse una vuelta por la ciudad teniendo la esperanza de encontrar a su mejor amigo todavía despierto.  Sobrevoló por las modernas casas de los niños que se habían convertido en sus mejores amigos, hasta que se topó con la Jaime.

Una tenue sonrisa se dibujó en sus pálidos labios al creer que podría jugar un tiempo con su amigo castaño en la nieve, sin embargo, Jaime ya no era aquel niño de doce años que jugaba con él todos los días, había crecido y se estaba convirtiendo en un hombre, solo que Jack aún no lo comprendía, que su amigo ahora era un adolescente de diecisiete con preferencias diferentes. Lo único bueno que podía aportar es que este joven aún cree en su existencia y pueden verse a menudo. Jaime mantiene viva la esperanza de Jack, pero su amor por la nieve y la diversión está muriendo.

Sofi, la hermana de Jaime, también creía en el guardián de la diversión, hasta que simplemente olvidó lo divertido que era compartir momentos maravillosos con el joven creador de hielo y nieve. A Sofi ya no le gustaban esas cosas, prefería quedarse en casa. Por lo que, la pequeña rubia no volvió a ver al chico peliblanco que le sacaba sonrisas en las noches cuando jugaban todos juntos.

Jack entró por la ventana de la casa del joven, quién estaba muy atento en la pantalla de su teléfono celular esperando a que Dayan, la joven que le gustaba, le costestara un mensaje. Se mordía las uñas impaciente y nervioso, incluso no notó la presencia de Jack en su habitación.

El peliblanco observaba a su amigo detenidamente desde el marco de la ventana, esperando a que el castaño se percatara de su presencia. Esperó por unos minutos hasta que se cansó de que su amigo no lo voltease a ver.

Con su magia creó una bola de nieve y se la arrojó a Jaime en la cara para llamar su atención de una vez por todas. Tras el asombro que tuvo el castaño, de un respingo había tirado su preciado celular al suelo. Enfadado volteó a ver al peliblanco, este solo se encogió de brazos.

—Jack ¡¿qué te pasa?! —Gritó exaltado.

—¡Oye tranquilo solo jugaba! — mencionó en su defensa. Colocó sus manos frente a él.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora