Chapter 36

501 50 8
                                    

—Hans de las Islas del Sur, que desagradable sorpresa —mencionó Kristoff apretando los puños.

El pelirrojo les sonrió con burla, luego hizo una leve reverencia hacia la reina y princesa de Arendelle.

—Es un gusto ser parte de este... Simpático grupo —sonrió con vehemencia.

—Tú no puedes estar aquí —interfirió Elsa con el ceño fruncido —Este no es el lugar para escorias miserables como tú, Hans. Se han equivocado contigo.

El príncipe se levantó de golpe y borró de su rostro la radiante sonrisa que les había mostrado. De inmediato, la reina se reincorporó para hacerle frente al despreciable pelirrojo de ojos verdes.

—¿Y por qué no puedo ser un guardián como ustedes?¿Es porque cometí errores en el pasado? —alegó furibundo.

—Errores que casi le cuesta la vida a nuestro reino —aportó Anna situándose al lado de su hermana.

Los demás guardianes se pusieron de pie, siendo testigos del enfrentamiento entre ambas partes, algunos no entendían la discusión, como Jack que no sabía que Hans era un príncipe y que además había sido elegido por Manny, pero... ¿Por qué?

—Eso es mentira —refutó, enojado —La reina Elsa fue quien casi destruye Arendelle, no yo. Lo único que siempre quise fue abrirle los ojos al pueblo entero, y comunicarles la verdad, que su gobernante era un monstruo.

Elsa apretó las mandíbulas y corrió hasta el príncipe dispuesta a plantarle un buen puñetazo en la cara, sin embargo, Jack la detuvo rodeando su cadera con sus brazos. Ella trató de liberarse, pero el peliblanco no deseaba soltarla en ningún momento.

—Basta, Elsa. No es necesario que hagas esto —susurró en su oído, provocándole una sensación agradable que descendió por su espalda.

La reina le envió una mirada cargada de odio a Hans y dejó de moverse para después respirar profundamente.

El resto de personas que se hallaban allí se levantaron del suelo para estar a la altura de los demás y comprender qué estaba sucediendo entre Hans y Elsa.

—Vaya, supongo que tuvieron muchos problemas en el pasado, me encantaría que nos hicieran a todos partícipes de su historia —aportó Mavis con una sonrisa.

Hans se cruzó de brazos y empezó hablar.

—Comenzaré con mi nombre, soy Hans de las islas del Sur. En el  pasado tenía un título muy importante, era el menor de los príncipes, pero desafortunadamente, eso no me permitía ascender al trono por lo que tenía que buscar una esposa, una reina —desvió su mirada verde hacia Elsa y le guiñó un ojo —Sin embargo, la de Arendelle era muy fría y distante nadie se le acercaba, ni siquiera su propia hermana.

Algo dentro de la reina de las nieves se rompió cuando recordó su triste pasado, inmersa en la soledad y el miedo. Era verdad lo que decía Hans, nunca dejó que nadie estuviera cerca suyo hasta el día de su coronación.

Un leve temblor sacudió su cuerpo, porque sabía lo que el príncipe contaría después, el hecho de que congeló Arendelle en unas cuantas horas. Deseó expresarle su descontento de inmediato, pero alguien más tomó la palabra.

—Hans, no continúes con esto. Esta historia no te pertenece —objetó Anna cerca de su hermana —Lo único que queremos saber es por qué te eligieron como guardián y cuál es tu poder o habilidad.

La platinada agradeció la intervención que había hecho su hermana. Ella le dio un giro a la conversación que solo involucraba al príncipe, porque de lo contrario él seguiría hablando de más.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora