Capítulo 12.

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El suave calor que abrazaba mi cuerpo hizo que poco a poco comenzara a despertarme, me removí entre las sabanas y fue entonces cuando un dolor me atravesó completamente. Abrí los ojos de golpe al sentir un malestar que jamás había sentido en la vida.

Con mucho cuidado giré mi cuerpo sobre la cama, para encontrarme con que estaba sólo, me incorporé lentamente para percatarme que no había nadie en la habitación. Me tranquilicé al recordar aquellos paseos matutinos que June acostumbraba hacer.

De pronto la puerta del baño se abrió, June apareció detrás de ella, cuando nuestros ojos se encontraron me sonrió de una forma completamente distinta a las anteriores. Aquella sonrisa acarició mi alma de una forma tan dulce, que no pude evitar contener la respiración.

—Tu resplandor opaca al sol totalmente. Buenos días.– Su voz era todavía más hermosa en las mañanas.

Me limité a sonreír mientras lo veía caminar hacia la cama, se recostó a un lado mío para después besar mis labios delicadamente.

—Buenos días.– Contesté tímidamente.

—Ya preparé la bañera, ¿quieres bañarte antes de desayunar?

—Sí, quiero bañarme ahora mismo.

Al intentar levantarme otra vez sentí como el dolor me atravesaba el cuerpo. Nunca creí que al obtener cierta ternura y placer de parte June, iba a lastimarme tanto.

Él notó de inmediato mi malestar, tomándome de los hombros para ayudarme a poner de pie.

—No quería hacerte daño. Voy ayudarte.

Y entonces me levantó en sus brazos, llevándome hasta el baño. Con mucho cuidado sumergió mi cuerpo que continuaba desnudo en el agua caliente, el vapor llenaba de una erótica atmosfera toda la habitación.

Se hincó a un lado de la bañera, para comenzar a verter agua sobre mí cuerpo utilizando su mano.

—Puedo bañarme solo.– Dije apenado, pues nunca pensé tener esa clase de cuidados, mucho menos de un hombre como June.

—Pero quiero hacerlo. ¿Podrías dejar que te cuide?– Casi podría jurar que logré escuchar en su voz un tono suplicante.

—Yo también quiero cuidarte. Creo que la bañera es bastante grande para dos cuerpos.

Su rostro se iluminó por la sonrisa que apareció en el, se levantó para comenzar a despojarse de toda su ropa. Me quedé inmóvil esperando sus movimientos, se metió a la tina colocándose detrás de mí, sus largas piernas envolvían mi cuerpo, sentía su miembro en mi cadera y sus brazos me rodearon posesivamente.

Mientras era víctima de las caricias húmedas que me proporcionaba, del roce inevitable con su piel, de cómo deslizaba el jabón de jazmín por mi cuerpo, no podía concebir que él fuera el mismo sujeto hambriento de muerte y sangre.

Alejé todos esos pensamientos de mi mente, cuando sutilmente sus manos rozaron mi pubis, un suspiro audible escapó de mis labios haciéndome avergonzar inmediatamente.

—¿En qué piensas, Jinhwan?– Preguntó posando sus labios cerca de mi oreja.

—¿Crees que una persona pueda ser de dos formas totalmente distintas?

—Nunca he confiado en la gente que dice ser solamente buena.

—Pero hay gente buena.

—Somos pólvora, basta de una simple chispa para quemar todo ese discurso. Los humanos son buenos y son malos, somos caos y somos orden.

El Diario. JunHwan- iKON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora