Capítulo 20: Sobre el origen.

709 106 6
                                    





Parados sobre el risco, al borde del abismo, sobre la cuerda floja, con el combustible corriendo por nuestra sangre, esperando la llama, esquivándola. Seres racionales, la bestia enjaulada en el interior de nuestras almas, siempre siendo tentada, apunto de escapar para mostrarnos quienes somos en realidad.

No hay razón que entienda los placeres inusuales en las personas. No hay un porqué del actuar de aquellos seres que se entregan siniestros y completos a la maldad de sus almas.

No hay hecho más perverso que ocultarse a sí mismo detrás de una máscara, que como artesanos todos crean a su conveniencia; todos artistas, todos actores, la vida una gran obra de teatro. Algunos antagonistas, otros protagonistas y unos más, los más honestos, los villanos.

Llamados malvados por etiquetas sociales, diagnosticados enfermos por la medicina, y humanos por condición, por naturaleza. Unos se reprimen de los más salvajes placeres, otros los viven hasta que los consume su propio deseo, mientras que hay otra clase de seres, los villanos, los que llevan a cabo el más feroz, el más oscuro, el lado más bestial de la naturaleza humana.

Koo Junhoe, decidió cual artesano crear una máscara, una que cubriera cada pecado, cada deseo monstruoso que habitaba en su ser, inventó un papel que interpretó a lo largo de treinta años. Siempre un paso antes que los demás, siempre precavido y cuidadoso.

Sin embargo, humano a final de cuentas, los hombres se enamoran, el diablo se equivoca. El amor lo hizo olvidar aquello que siempre lo mantuvo oculto de los ojos del mundo, la máscara se deslizó y dejó ver sólo unos centímetros de su verdadera piel.

Nunca llevó a cabo sus antojos más horribles por mandato de sus emociones.

Era tan sencillo como beber agua cuando tenía sed, sed de sangre. Matar por placer, matar porque así lo quería, asesinar, formar parte del ciclo de la vida como un dios, como un demonio.

Incluso Lucifer cometió un error y desafío lleno de ira a un ser superior, expulsado de toda misericordia encontró hogar en la profundidad tenebrosa de la naturaleza humana. June arremetió su ira, fue pasional, haciendo que lo irremediable ocurriera.

Los pecados siempre son descubiertos por Dios.

¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤

Me encontraba paseando por los alrededores del pueblo, después de la muerte de aquel niño vivía consciente e inconsciente de quien era realmente.

Podía reconocer en mí ciertos deseos y al mismo tiempo intentaba no sucumbir a ese placer, sin embargo, ya no había remedio para mí, una vez que tuve un poco del verdadero misterio de la naturaleza, no podía simplemente apartar esas ideas y sensaciones de mí.

Caminaba mientras buscaba algo, deseando encontrar una próxima víctima, estaba hambriento, sediento, la necesidad me asediaba y no podía volver atrás, encerrar a los dragones en el calabozo, encadenar al monstruo. Minotauro encontró la salida del laberinto, mis demonios habían escapado y yo sólo quería sentir el placer de la muerte.

Aunque joven, poseo experiencia en los placeres del cuerpo, en los placeres superficiales y nunca nada me sació tanto como el poder de quien quita la vida. Estaba vacío, con los labios agrietados, con la boca seca como los desiertos y yo necesitaba más de ese poder.

La oscuridad descendió sobre el pueblo, la noche cubriendo los deseos más siniestros, mientras continuaba caminando en busca de algo, de alguien.

El deseo.

Un ser solitario, desconocido, el momento oportuno, la oscuridad a mi favor.

El acto.

El Diario. JunHwan- iKON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora