El Diario. JunHwan- iKON

Capítulo 18.

Después del sepelio de mi tía, habían pasado dos semanas desde que regresamos a la mansión. En esos días había estado muy distante de June, no hubo ni un momento donde pudiéramos encontrarnos a solas, ni siquiera para saludarnos.

La mansión se encontraba sumergida por cierta tensión indescifrable, todas las paredes, todos los trabajadores y cada exhalación dentro de la casa estaba cargada de un sentimiento de incertidumbre.

June había estado sumamente ocupado, apenas y pisaba la mansión para dormir y volver a salir muy temprano en la mañana gracias al trabajo. Había algo en él que podía percibir, incluso a distancia como solía verlo durante esos días, él se encontraba preocupado, embargado por cierta angustia que lo tenía siempre muy serio.

Hanna me había mantenido ocupado con cualquier tarea dentro de la mansión, pues June había dado órdenes para que no volviera a trabajar en el huerto, sabía que esa era la razón principal para el enojo de aquella mujer.

No dio reparo en inventar tareas para mí, asignándome personalmente hacer cualquier cosa, aunque me molestaba su actitud, que disfrutara dándome ordenes y que siempre recalcara que yo trabajaba para ella; no era del todo malo mantenerme ocupado, pues así distraía mi mente y dejaba de extrañar a June al menos unas cuantas horas.

Me encontraba en el gran salón de la mansión, puliendo el piso de caoba que lo cubría, llevaba ya mucho tiempo en esa tarea pues al ser un lugar muy grande había mucho que pulir. Hanna ya había ido a gritarme un par de veces por lo que me encontraba muy irritado, pues esa mujer era tan vulgar que lo único que sabía hacer era gritar.

De pronto, escuché como la madera crujía detrás de mí, algunos pasos me alertaron, pues alguien estaba acercándose, me puse de pie y giré mi cuerpo hacia aquellos pasos.

Uno de los mayordomos iba acompañado por un sujeto que parecía trabajar para el gobierno, pues en su traje llevaba bordado las insignias de la bandera. Ambos se detuvieron frente a mí.

—Joven Kim, el señor es inspector del distrito y ha venido por ti.– Dijo el mayordomo visiblemente nervioso.

Me sentía confundido por la actitud del mayordomo y por sus palabras. —¿Ha venido por mí? No estoy entendiendo.

—Soy el inspector Park, estoy haciendo una investigación sobre un caso que ocurrió en este pueblo, es necesario que me acompañe al ayuntamiento, es cuestión de rutina, pero necesito su declaración.

Hice una reverencia después de su presentación, aún confundido pues no lograba entender, posé mis ojos en el mayordomo quien desvió la mirada.

—¿Por qué necesita mi declaración para una cuestión de rutina? ¿Qué tipo de investigación podría involucrarme?

—Estamos investigando al señor Koo. Así que si fuera tan amable de acompañarme, sólo requiero de un poco de su tiempo.

Había dejado de respirar un breve instante, mientras asimilaba lo que decía aquel hombre que me miraba seriamente, leyendo mis movimientos. Sabía que tenía que actuar bien y hacer lo que me pedía, para alejar cualquier sospecha.

—De acuerdo, lo acompañaré.

Sin decir palabra alguna, el inspector Park comenzó a caminar hacia la salida de la propiedad, lo seguí en completo silencio hasta un auto que aguardaba por nosotros. Abordamos el auto y enseguida arrancó hacia el ayuntamiento del pueblo.

Al llegar al ayuntamiento, el inspector me condujo a una habitación pequeña de paredes grisáceas, donde había solamente una mesa con dos sillas, pronto comprendí que aquel cuarto servía para los interrogatorios.