Capítulo 21.

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Llegué a la mansión sintiéndome abatido por el cansancio, la garganta me quemaba y un dolor agudo en mis costillas me molestaba de forma espantosa.

Arrastrando los pies ingresé a la casa, en la cocina me encontré con una sirvienta que se sorprendió al verme entrar en aquella condición.

—¿Puede decirme dónde se encuentra el señor Koo?– Le pregunté con la voz entrecortada, recargándome en la pared intentando recuperar el aliento.

—¿Jinhwan, estás bien?– Aquella mujer parecía algo alarmada.

Había corrido tanto, que estaba hecho un desastre, empapado en sudor con la ropa desarreglada y sucia pues incluso me había caído un par de veces. Sabía bien que exudaba desesperación por todas partes de mi cuerpo.

—Estoy bien, sólo... por favor, necesito saber dónde está.

—El señor Koo está en su habitación.

—Gracias...

Apenas había alcanzado agradecerle a la sirvienta, en cuanto la escuché, me di la media vuelta para salir rápidamente hacia la habitación de June.

Una vez en el cuarto atravesé la puerta buscándolo inmediatamente por todos lados, al no encontrarlo comencé a llamarlo, pero no obtuve respuesta.

La desesperación invadía mis entrañas, colocando un malestar en mi pecho, no sabía que más hacer y sentía que el tiempo jugaba en nuestra contra.

De pronto, la perilla de la puerta comenzó a girarse.

—¿June?– Mi corazón se detuvo expectante, mientras la puerta comenzaba abrirse. —¿June? ¿Eres tú?

—¡¿Qué haces en la habitación de mi esposo y por qué demonios lo llamas June?!– Gritó Hanna en cuanto entró a la habitación.

—Señora, estoy buscando a su marido...– Dije tratando de explicarme.

Cerró la puerta detrás de ella, azotándola fuertemente, en todo el tiempo que llevaba en la mansión, de todas las veces que la había visto furiosa conmigo, jamás vi aquel odio con el que me miraba, podía escuchar claramente el chirriar de sus dientes, tenía en los ojos el destello de la venganza.

En un par de zancadas estuvo frente a mí, respirando irregularmente, con los ojos fijos en los míos.

—¿Cómo es que un mediocre sirviente se atreve a entrar a cualquier habitación?

—Señora, es urgente que yo...

—¡Cállate!

La forma en la que me miró provocó ira en mi interior, estaba perdiendo el tiempo y el estúpido carácter de aquella mujer me estaba distrayendo, debía encontrar a June.

—Lo diré una vez más, señora es urgente, por favor ¿podría ser más razonable? Necesito salir de aquí...

Sentí la rabia correr por mis venas, sacudiendo toda la angustia encerrada en mí. Hanna había impactado su mano en mi mejilla, abofeteándome cruelmente.

Iracundo e incrédulo cubrí mi mejilla con mi mano, tragando el coraje que resbalaba por mi garganta, mi vista comenzó a nublarse sintiendo como la razón y el autocontrol comenzaban abandonarme. Temblé de rabia, pero no tenía tiempo que desperdiciar con ella, quise pasar a un lado suyo para abandonar la habitación pero lo impidió.

—No he ordenado que te vayas. Ya que estamos a solas quisiera aclararte algunas cosas.– La mano con la que me había detenido apretaba con más fuerza conforme hablaba. —Vas alejarte del señor Koo, vas a dejarnos tranquilos. No eres más que un sirviente barato y eres tan reemplazable como la alfombra que pisan mis pies, así que será mejor que te alejes, sino quieres ver a tu madre en la calle. Voy acusarlos de robo, voy a meterlos en la cárcel.

El Diario. JunHwan- iKON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora