Capítulo 13.

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Mientras yacía de rodillas, sobre la tierra negra que alfombraba todo el bosque, veía con cierta angustia como el doctor Kim salía del río.

Todo mi ser se llenó de un extraño malestar, pues no lograba comprender el actuar de June, recordé inmediatamente el miedo que lograba infundirme.

Después de que el doctor Kim saliera del río, me mantuve inmóvil por unos minutos; desesperanzado y descompuesto regresé a la mansión, donde esperaba recobrar la cordura, pues me encontraba bastante impresionado y angustiado por lo que mis ojos acababan de ver.

Cuando estuve por fin en la mansión me encerré de nuevo en mi cuarto, donde permanecí todo el resto del día. Deseaba poder borrar de mi mente aquella escena, pues no lograba concebir que June fuera capaz de dañar a alguien que yo creía era su amigo.

Quizás tenía miedo por mí mismo, tal vez no estaba lo suficientemente dispuesto a olvidar mis miedos. Estaba tan confundido que me sentía al borde de la locura, a punto de una crisis.

El día siguiente fue lo mismo para mí, ni más tranquilo, ni menos agobiado. Permanecí recluido en mi cuarto, pensando, luchando internamente por comprender, por intentar olvidar, sin embargo, cada segundo del tiempo transcurrido aumentaba la cruel agonía y la duda permanecía dentro de mí.

Llevaba cerca de dos días sin comer y es que mi estómago se encontraba sumamente revuelto, así como mis pensamientos. Había permanecido despierto durante la noche anterior, lo que me permitió confirmar que June no había llegado a dormir a la mansión.

No había dejado de implorar porque el doctor Kim estuviera bien, sabía que todo eso no era sano o normal, pero comprendía que era parte de la sombría alma del hombre al que le pertenecía mi ser. Nadie podría entenderlo, pero estaba completamente mesclado con su oscuridad.

Me encontraba sobre mi cama, turbado y aún muy angustiado. La noche ya se había hecho presente, invadiendo con su penumbra toda la mansión.

De pronto, cuando más perdido en mis pensamientos estaba, la puerta fue abierta sorprendiéndome de sobre manera, ya que la había cerrado con seguro.

June apareció entre las sombras, siendo iluminado por el lumbral de mi ventana, sus ojos oscuros se posaron en mi cuerpo, parecía agitado y algo molesto. Me levanté de un salto, para quedar parado en medio de mi habitación.

—¿Qué haces aquí?– Pregunté sumamente nervioso e inquieto.

Atravesó en un par de zancadas la habitación, parándose frente a mí. —Las sirvientas me han dicho que no has estado comiendo. ¿Qué es lo que te pasa?

—No me pasa nada, no tienes porque entrar a mi habitación de ese modo. Que haya puesto el seguro indica que no quiero hablar con nadie.– Lo reacio de mi tono, ocultaba en el fondo el miedo que estaba sintiendo.

—Estoy preocupado, pero ahora me encuentro muy confundido. ¿Por qué estás molesto?

Todas las emociones que había estado sintiendo vinieron a mí de una forma brutal, ya no podía continuar en silencio, no podía continuar con el ejemplo de la naturaleza, que incluso me había susurrado mientras corría por el bosque que estaba asustada, que necesitaba gritar.

La prudencia y la razón me abandonaron en cuanto sentí la necesidad de saber, otra vez mi curiosidad actúo por mí, abriéndome la garganta, dejando salir las palabras que se mantenían enjauladas en mi pecho.

—¡Te vi! ¡Te vi, June! Te he visto a ti y al doctor Kim en el río, vi como lo arrojabas al río, como actuabas contra tu amigo. ¡¿Por qué, por qué, June?!– Grité no importándome nada, incluso que nos escucharan en la casa.

El Diario. JunHwan- iKON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora