◇Capítulo: 46◇

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Caminé por el barrio desconocido bastante tiempo. La noche había caído y yo sabía que debía ir a casa, pero no quería hacer frente en ese momento a Justin. No tenía fuerza.
Encontré una pequeña plaza, con bancos y la hierba tan alta que parecía el borde de un arroyo. Me senté en el banco y apoyé los pies en el asiento, lanzando la bolsa allí. Mi móvil sonó de nuevo. Cogí el teléfono y lo miré. Justin de nuevo. No hice caso de la llamada. Aún no estaba lista.
—¿Qué estás haciendo aquí, señorita Kimberly?
Me volví y me encontré con una exsecretaria de mi abuelo.
—¡Inês! —exclamé con sorpresa—. Yo… me bajé en la parada equivocada.
Me perdí.
Ella me observó con atención, mis ojos hinchados, mis manos frenéticas que no dejaban de retorcerse.
—Vivo en la siguiente manzana. ¿No quieres ir a mi casa y beber algo mientras te llamo un taxi?
—Me encantaría. Gracias Inês. —Me puse de pie, lanzando mi bolso sobre el hombro y cogiendo una de sus bolsas de la compra—. Deja que te ayude con eso.
Sonrió y caminamos en silencio hasta la casa de color calabaza con ventanas y puertas de color blanco. Un pequeño jardín lleno de margaritas, justo debajo de la ventana, le daba un poco de color al lugar. En el interior, la casa estaba llena de detalles, alfombras y adornos sin fin —un poco asustadores— y flores artificiales.
Inês me acomodó en el sofá estampado y se fue a la cocina a preparar el té.
Mirando alrededor, vi muchas fotos de ella en diferentes momentos de la vida. Un hombre con un bigote espeso la acompañaba en muchas de ellas. No en las más recientes, sin embargo.
—Mi marido —dijo en voz baja, haciéndome saltar en el sofá—. Murió hace diez años. Tu té. —Me entregó la taza. La tomé, probé un poco y el gusto de ron adormeció mi lengua. Miré a Inês sorprendida, quien sonrió y se sentó a mi lado con otra taza en la mano—. Pensé que podría ayudar a calmarte. Ayudaba a tu abuelo.
—Gracias, Inês. Era exactamente lo que necesitaba.
—¿Qué te dejó en ese estado? —me preguntó sin rodeos.
Suspiré. De alguna manera, no creo que pudiera ser una coincidencia tropezarme con la exsecretaria de mi abuelo Steeven  en un momento como este.
—He descubierto algunas cosas sobre Héctor. Cosas malas —Mantuve mis ojos en mi taza.
Ella se echó a reír. Tan alto que algunas chucherías sobre la mesa de café vitorearon.
—Eso nunca sería posible —levantó sus óculos para secar las lágrimas en la comisura de los ojos—. Héctor es tan honesto y preciso como lo era tu abuelo.
—Te equivocas, Inês. Héctor es perverso, sádico, mezquino y cruel. Cosas que mi abuelo nunca fue —dije, moviendo la copa en las manos.
Eso la hizo fruncir el ceño entre sus gafas.
—Kimberly, no sé lo que está pasando, pero puedo garantizarte que Héctor es un hombre de integridad. Tu abuelo le dejó a cargo de las empresas por confiar ciegamente en él.
—Él también dejó a Clovis a cargo de la herencia. Lo que me lleva a creer que mi abuelo confiaba mucho en las personas y muy poco en su propia sangre.
—¿Sabes que eso me incomodó un poco? —dijo ella, colocando su taza sobre la mesa con cuidado—. Ese testamento no parecía cosa de Steeven.
—Finalmente estamos de acuerdo en algo —exhalé pesadamente—. No era su idea. Fue de Héctor.
—¿De Héctor? —sacudió la cabeza—. Él ni siquiera sabía que tu abuelo había hecho testamento. Cuando se enteró del contenido del documento, pidió una reunión con el Dr. Clovis para entender lo que estaba sucediendo. Pensó que era absurdo, incluso discutió con Clovis por cuenta de eso.
—¿Cómo lo sabes?
—Estaba en la habitación cuando ocurrió.
La señal de alerta de nuevo sonó en mi cabeza. La luz roja parpadeó incesantemente.
Me bebí el té de golpe, quemándome el esófago, pero sin importarme lo más mínimo.
—Habla, Inês. Dime lo que has visto y oído. Desde el principio, por favor.
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Es corto , ya se ! Pero espero les guste y voy a tratar de subir un poco más seguido los capítulos !

Besos 😙😙

Se Busca Marido (Jb)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora