Capítulo 5

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Peridot cree que su mente quedó en blanco tras esa escena. Tan sólo le dijo a Joey que se iba, ofreciéndose él a acompañarla a casa y ella no se negó, no se sentía capaz de decir algo en esos momentos.

Era algo normal, una relación entre dos personas. Entonces, ¿por qué le impresionaba tanto eso? Era tan sólo un beso entre dos personas, que eran novias. Quizá era por la actitud de Lapis ante Jasper antes, que no era habitual en una pareja.

Esa noche llegó a su casa y siguió su rutina de forma automática. Se quitó su ropa, se lavó los dientes, se cepilló el pelo y se tiró en su cama, quedándose dormida casi al instante.

La mañana llegó, y un molesto pitido hizo que Peridot se despertara. Miró a su mesita de noche, encontrándose con su móvil vibrando, con una cancioncita resonando en las cuatro paredes de su habitación.

Tomó el aparato entre sus manos, achinando los ojos, pues sin gafas no podía ver bien quién era la que le llamaba.

Se dio por vencida al ver que era incapaz de leer el nombre en la pantalla y cogió la llamada.

–¿Diga?– preguntó Peridot con voz perezosa.–

–¡Ey oxigenada! ¿Dormida hasta tan tarde?– la voz burlona de Amatista sonó por la otra línea.–

–Agh, sí...– suspiró con cansancio la de ojos verdes.–

–Supongo que eso es señal de que anoche de verdad os divertisteis, ¿me equivoco?

–Bueno, no exactamente.– titubeó la rubia.– No iba mucho con mi rollo.– se limitó a decir sin entrar en detalles.–

–Bueno, eso se veía venir.– comentó con obviedad la de cabello morado.–

–Bueno, de todas formas, ¿por qué me has llamado?– preguntó con curiosidad la ojiverde.–

–¡Ah sí!– exclamó la joven como si acabara de recordar algo.– Voy a ir a comprar algunas cosas, porque hoy hemos quedado en casa de Steven. ¿Me acompañas? Y ya de paso te vienes con nosotros.

–Eh, sí, claro.

–Bien, en diez minutos estoy en la puerta de tu casa, no tardes.– y tras esto, Amatista colgó la llamada.–

Peridot se vistió a la velocidad de la luz,  con lo primero que vio en su armario. Trató de arreglarse un poco el cabello y se puso sus gafas, saliendo con rapidez de la vivienda gritando un "ádios" a su madre.

Vio que tan sólo había tardado tres minutos en hacer esto, así que cogió su móvil y se puso a mirar las redes sociales de mientras esperaba a su amiga.

–Vaya, hola Peridot.– la rubia se sobresaltó al escuchar esa voz calmada justo a su lado.–

Dirigió su mirada verdosa al lugar de donde provenía esa voz, encontrándose con Lapis, mirándola con una sonrisa ladeada.

–Hola Lapis.– saludó con una pequeña sonrisa la de ojos verdes.–

–Anoche te fuiste temprano.– comentó la de cabellos azules.– Ni siquiera te despediste.– añadió.–

–Sí, es que tuve que irme temprano a mi casa, eso es todo.– trató de excusarse Peridot con una sonrisa nerviosa.–

–Ah, vale.– respondió no muy convencida la de ojos azules.–

– Por cierto, Jasper y tú...– mencionó la rubia algo incómoda, tratando de sonar casual.–

–No somos nada, si es lo que te preguntas.

Peridot luchó por morderse la lengua. ¿Qué no eran nada? Pues eso no fue lo que dijo su escena ayer.

–Y bueno, ¿querrías salir otro día con nosotras?– preguntó Lapis desviando su mirada, sacando de sus pensamientos a la de ojos verdes.–

–No creo que le cayera muy bien a tus amigos, a excepción de Mark.– rió la ojiverde.–

–Ni te preocupes, es que, son así.– mencionó la chica encogiéndose de hombros.– Además, ellos dan igual, porque a mí sí me caes bien.– sonrió con calidez la de hebras azuladas.–

Peridot sonrió también con un leve rubor en sus mejillas.

–¡Peridot!– una voz la llamó, demasiado conocida para la de gafas.–

La joven volvió su cabeza, encontrándose a Amatista con una coleta alta, una camiseta gris que caía por uno de sus hombros, mostrando un grueso tirante negro. Tenía unos pantalones negros, con dos parches de estrellas púrpuras sobre sus rodillas. Calzaba unas zapatillas de deporte del mismo color que los parches.

–Vaya Amatista, que de tiempo.– mencionó nostálgica Lapis al ver a la de hebras lilas frente a ella.–

–Lo mismo debería decir yo Lapis.– respondió algo seca la contraria.–

Peridot tan sólo sonrió algo incomoda ante la tensión que se respiraba en el aire.

–Bueno Amatista, ¿nos vamos?– trató de salir de ahí rápido Peridot.–

–Sí, claro.– afirmó sin apartar la severa mirada que tenía sobre Lapis. Ésta, en cambio, se mantenía bastante calmada.–

–Bueno Lapis, nos vemos luego.– se despidió con nerviosismo la rubia.–

–Sí, claro. Adiós Peridot.– sonrió la de ojos azules.–

Las dos chicas comenzaron a caminar, hacia la ciudad, dejando a Lapis sola en el portal de su casa.

–¿No era que no iban mucho con tu rollo?– preguntó con un deje de molestia la de hebras lilas.–

–Amatista.– la llamó con un tono de regaño Peridot.– Me llevo bien con Lapis, pero con el resto no.– explicó la joven en un suspiro al ver el ceño fruncido de la joven.—

–Agh, vale, vale.– suspiró algo exasperada la más baja.– Bueno, vamos a comprar algunas chuches y eso, ¿no?– cambió de tema con un tono animado.–

–¡Claro!

Y entre risas las dos chicas caminaron hacia el supermercado.
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Mientras esto ocurría, Lapis miraba el lugar por el que se habían marchado las dos chicas, con algo de nostalgia en su mirada.

Sacó un cigarrillo y comenzó a fumar. Deslizó su espalda por el muro hasta quedar sentada en el suelo.

"Peridot, ¿acaso tú también te alejarás de mí después de un tiempo?"

Al otro lado del jardín [Peridot X Lapis] Steven Universe. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora