–¡Amatista!
La joven escuchó una voz a lo lejos que ella diría que conocía demasiado bien. La delgada figura de Lapis apareció en su campo de visión, corriendo hacia ella.
–¿Qué ocurre Lapis?– la voz de la más baja sonó fría y cortante como el mismísimo hielo.–
–Te necesito. Por favor.– suplicó la joven.–
La joven de cabellos lilas alzó las cejas algo expectante, esperando a que la joven continuara con su petición.
–Aquí no. Vamos a un lugar más privado.
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–¿Dónde está Amatista?– preguntó Peridot una vez que Steven y ella llegaron al patio.––Pues no lo sé.– respondió el de cabello rizado.– La dejé en su taquilla, ya que ella iba a soltar sus libros.
–Bueno, vamos yendo al patio si quieres. Supongo que después de dejar sus libros irá hasta allí.– supuso la rubia a la vez que comenzaba a caminar hasta el patio.–
El de cabello negruzco se encogió de hombros y comenzó a seguir a su amiga desde cerca, hablando con ella de cosas variadas.
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–Estoy realmente confundida ahora mismo.Esa fue la primera frase que soltó Lapis. Ambas jóvenes estaban en el laboratorio de la escuela. Amatista estaba subida a una mesa, moviendo sus pies levemente y la contraria permanecía de pie, paseándose por él aula a la vez que hablaban
–¿Y eso por qué?
–Quiero dejar a Jasper.– respondió decidida la de cabello azul.–
Los ojos de la más baja se abrieron a más no poder. Sus cejas se levantaron con mucha extrañeza. Hizo una mueca de asombro total y se cruzó de brazos.
–¿Y eso es lo que te tiene confundida no?
–No.– respondió de forma inmediata y con seguridad la más alta.– Eso es lo único que tengo claro que quiero hacer.
–Y vas a necesitar mi ayuda, ¿verdad?– preguntó Amatista alzando una ceja.–
Lapis se mantuvo en silencio. Sí, necesitaba la ayuda de Amatista. Si no la ayudaba ella, no sabía quién lo haría.
–Entonces, ¿qué es eso que te tiene confundida?– preguntó algo extrañada la más baja.–
–Yo, no sé si esto es lo mejor. Tengo miedo Amatista, mucho.– la voz de Lapis comenzó a volverse débiles sollozos.–Y-Yo le tengo m-miedo y n-no sé...
La joven puso sus manos en sus labios a la vez que numerosos sollozos escapaban de ellos. Se tapó la cara con las manos, escuchándose a sí misma llorar con fuerza.
Amatista se bajó inmediatamente de la mesa y corrió a consolar a su amiga. La tomó de los hombros y la estrujó entre sus brazos. Lapis se aferró a ella, como si fuera su bote salvavidas. Y en cierto modo sabía que lo era.
–Tranqui, tranqui...– el tono amigable de Amatista llegó a oídos de Lapis como una dulce melodía.–
Siguió un poco más apoyada en el hombro de la más baja, sumida en sus pensamientos.
–Te voy a ayudar, lo prometo.– la joven de hebras lilas se separó un poco de su amiga, mirándola con una sonrisita.– Me alegro de que al fin me hayas hecho caso.– añadió, golpeando levemente con su puño el brazo de Lapis, de una forma amistosa, dándole algo de confianza a la contraria.–
Las dos se quedaron en silencio, pensando en una posible solución al asunto. Lapis dio un suspiro y Amatista entreabrió los labios, dispuesta a hablar.
–¿Y si rompes con ella por una nota? Después de eso te escondes unos días hasta que se le pase el cabreo y asunto solucionado.– sugirió la más baja, encogiéndose de hombros al decir esto último.–
–Parece que no la conoces. Ella es la persona más rencorosa que he visto en mi vida.
La de hebras lilas asintió, recordando como una vez, comenzó a criticar a una niña que le había tirado del pelo cuando eran pequeñas en el parque y que luego se había encontrado en la escuela.
–Bueno, ya se me ocurrirá algo. Vayamos al patio.– la de ojos oscuros posó una mano en el hombro de Lapis, alentándola a caminar.–
Una vez llegó al patio, Steven junto al resto de chicas corrieron a hacerle un interrogatorio a la joven.
–¿Dónde estabas?
–¿Qué ha pasado para que tardes tanto?
–¿Por qué habéis llegado juntas al patio Lapis y tú?
Amatista comenzó a calmar a sus alborotados amigos. Parecía que iban a sufrir un infarto en cualquier momento.
–Sólo hemos estado hablando de clase, nada más.
Perla y Steven asintieron pero Garnet y Peridot no parecían muy convencidas de lo que acababa de decir la joven.
–Bueno, pues no os vais a creer lo que me ha dicho el profesor de filosofía hoy.– comenzó a decir Perla, cambiando de tema al ver el silencio en el que se había sumido el grupo.–
Todos comenzaron a hablar de cosas triviales, pero Peridot mantuvo sus ojos fijos en la nada, algo pensativa. ¿Qué necesidad tenía Amatista de mentir? Porque la rubia bien sabía que no estaban hablando de clases.
Suspiró y posó una de sus manos en su mejilla, apoyándola en la palma. Amatista la cogió del brazo y se fue con ella diciendo que iban al baño las dos juntas.
Una vez llegaron a los baños, la más baja metió a la contraria en uno de los cubículos.
–Sé que lo que has dicho antes es mentira.– dijo Peridot antes de que la de cabello lila pudiera abrir la boca.–
–Ya, a eso vengo a hablar contigo. Ya que pareces un detective o un mentalista tratando de averiguar la verdad.
La de lentes se cruzó de brazos y alzó una ceja, esperando a que la otra prosiguiera, deseando ya alguna respuesta.
–Lapis quiere dejar a Jasper.
Fue como una bomba que cayó justo ahí. Ahora había más incógnitas que respuestas en la cabeza de Peridot. ¿Por qué? ¿Acaso no eran felices? ¿No estaban enamoradas?
–Peridot.– la llamó su amiga.– ¿Te encuentras bien? Venga, dime algo.
–Sí, sí, pero, ¿por qué?– fue la primera pregunta que se le vino a la cabeza.–
Su compañera se encogió de hombros. Ella resolló pero quitó el pestillo, decidida a salir de los baños y volver junto a todos sus amigos.
Mientras Amatista y ella caminaban por el patio, una pequeña sonrisa surcó los labios de la rubia al recordar su salida de este miércoles.
"Lapis, ¿qué te ocurre con Jasper?
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Al otro lado del jardín [Peridot X Lapis] Steven Universe. AU
FanfictionElla desde que tiene memoria, recuerda que su madre siempre la había alejado del jardín de los vecinos. Peridot siempre se había preguntado, ¿quién era la que vivía al otro lado del jardín?