–¿Y Peridot papá?– preguntó Lapis a Henry, que se encontraba en la habitación junto a su hija y a su marido.
–Bueno cariño, se ha tenido que ir un momento, pero seguro que vuelve pronto.– respondió con un tono conciliador el hombre, tratando de evitar preocupar de más a su pequeña.
Lapis sonrió levemente, esperando que la rubia llegara pronto.
–Por cierto, ¿Jasper ha venido?
–Sí, ha estado aquí pero hace nada se ha ido.– dio una respuesta algo escueta Derek.
–Bueno, si vuelve decidle que quiero verla, por favor.– pidió la de cabello azul.
–Claro que sí mi amor.
Eso esperaba, quería aclarar las cosas en cuanto antes con ella.
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La tensión era palpable. Era como en esas películas del antiguo oeste, donde dos vaqueros están a punto de enfrentarse en un duelo. La madre de la joven rubia miraba a las jóvenes impasible. Peridot quería correr hacia sus amigas y esconderse tras su espalda, pero tenía miedo de lo que le haría o diría su madre si se movía.–Nos llevamos a Peridot.– el tono de Jasper era amenazante, indicaba peligro.
La madre de la joven esbozó una sonrisa socarrona. Para ella esas mocosas eran tan fáciles de eliminar de su camino como Lapis.
–Niñas, no me hagáis perder mi tiempo. Mi hija y yo nos vamos ya de aquí.– y con brusquedad cogió el brazo de la de lentes, dispuesta a conducirla de nuevo a su coche.
Peridot, extremadamente nerviosa y con leves espasmos, sacó el valor para darle un fuerte empujón a su madre, que la hizo caer al suelo y le permitió correr.
Sin tiempo que perder, comenzó una carrera hasta llegar a sus amigas, abrazando a Amatista nada más llegar, antes de que su madre pudiera siquiera levantarse.
El grupo de jóvenes se montó en el coche sin tiempo que perder. Garnet arrancó y apretó el acelerador con gran fuerza, haciendo que se alejaran de esa escena para volver al hospital.
Pero, ésta no era la única sorpresa que el destino le traía a la madre de Peridot. Se sentía fracasada, según ella había fallado como madre para la joven rubia. Apretó los puños, estando de rodillas sobre el asfalto.
Sin embargo, algo la sacó de su trance. El ruido de sirenas y las luces rojas y azules colorearon el ambiente. Una patrulla de policías la rodeó.
"Esas niñatas..."
Jasper y compañía, mientras conducían para llegar hasta su amiga, llamaron a la policía, para que, en caso de que la cosa se complicara, poder tener algún tipo de apoyo. Y así habían puesto fin a este caso que tanta confusión había creado.
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El grupo llegó de nuevo al hospital. Los padres de Lapis, nada más ver la cabellera dorada de Peridot se abalanzaron sobre ella y la atraparon en un abrazo. Estuvieron un rato así, hasta que Derek deshizo el gesto de afecto.–Jasper.– la llamó Derek.– Lapis quiere verte.
La albina asintió, caminando con calma en dirección a la habitación de la peliazul.
–Y tú, ¿qué tal estás?– preguntó esta vez Henry, mirando a la muchacha con cariño.
–Bien, ahora estoy perfectamente.– sonrió de forma amplia la joven de gafas.
–Bueno, ¿qué os parece si nos vamos todos a desayunar?– propuso Derek.– Ha sido un día demasiado largo. Vamos a recuperar energía.
No hubo nadie que pusiera pegas, por lo que todos se dirigieron a la cafetería del hospital. La alegría era palpable en el ambiente, a pesar de sus rostros ojerosos, las grandes sonrisas que pintaban en sus caras los delataban. Había algo que celebrar en esa soleada mañana .
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La morena estaba frente a la puerta de la habitación de la joven. Un pequeño cartel dorado indicaba el número de la habitación. Estaba demasiado nerviosa, quizá era porque su instinto ya era consciente de que iba a tratar la conversación que iban a tenerCon un suspiro, abrió la puerta, encontrándose a la que aún era su pareja sentada en la cama. Nada más escuchar el sonido de la puerta abriéndose volvió la vista, chocando sus orbes azulados con los amarillentos de la mayor.
Jasper se sentó en la silla que había justo al lado de su cama y sin mostrar ningún gesto de afecto preguntó:
–¿Qué tal te encuentras?
–He estado mejor.– respondió encogiéndose de hombros la fémina.– Aunque también peor.– agregó con una pequeña sonrisa.
–Me alegro.–sonrió de vuelta la muchacha.
–De todas formas, necesito hablar contigo de...
–Creo que ya lo sé. Ambas lo sabíamos desde hace algunos días. Me lo imaginé cuando quisiste quedar conmigo.
–Lo siento, yo no quería...
No te disculpes.– la interrumpió la inmensa mujer.– De hecho yo también...– dejó esta frase en el aire la albina, bajando la mirada al suelo.
–Bueno, podemos seguir siendo amigas, ¿verdad?
–Eso siempre.
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–En las noticias de hoy traemos una primicia. Ha sido detenida Carol Narwell como presunta cabeza de la paliza propinada a una joven la noche pasada. Por lo que sabemos, la joven ya está a salvo, descansando en el hospital San Daniel.Los dos adultos suspiraron. Henry se llevó la taza humeante de café a los labios. Peridot bajó la mirada. Se sentía enormemente avergonzada por lo sucedido. Amatista acarició sus hombros levemente, tratando de animarla. Garnet buscaba algo que llevarle a Jasper.
Jasper entró a la cafetería tras estar un rato con Lapis en la habitación. Nada más ver a Garnet corrió hasta a ella, ignorando al resto del grupo y le echó los brazos por encima.
–Estas dos...– comenzó a decir Amatista con una pequeña sonrisa.
La rubia asintió, soltando una leve risita.
–Bueno, yo creo que voy a ir a ver a Lapis otra vez. ¿Le puedo llevar algo de la cafetería?– preguntó mirando a los padres de la joven.
–Por supuesto.
Tras comprar un dulce, se puso en marcha para ir a la habitación, una vez llegó al lugar vio a Lapis, mirando la televisión, más concretamente las noticias.
La rubia enmudeció al ver la cara de su madre en la televisión. Bajó la mirada, tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
–Ey, mírame, no pasa nada.– el tono calmado de la joven le hizo levantar la mirada instantáneamente.
–Lo siento.– murmuro en un hilito de voz.
– No es tu culpa.– le respondió la peliazul con una leve sonrisa.
La de gafas se abalanzó sobre la joven. Se abrazó a su cuello con fuerza, sollozando con más fuerza y dando miles de disculpas. A cada disculpa que daba la joven, Lapis le respondía con millones de palabras de aliento y caricias.
Tras estar un rato abrazadas, sellaron su amor con un casto beso en sus labios.
"La tormenta ya ha pasado..."
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Al otro lado del jardín [Peridot X Lapis] Steven Universe. AU
FanfictionElla desde que tiene memoria, recuerda que su madre siempre la había alejado del jardín de los vecinos. Peridot siempre se había preguntado, ¿quién era la que vivía al otro lado del jardín?