Epílogo

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–¡Lapis, baja ya!

La impaciente voz de Peridot se escuchó por toda la casa de la joven. Su cabello algo más largo estaba recogido en una coleta algo desecha. Hoy era un gran día para ambas, se mudarían a su nuevo apartamento, en la ciudad, para empezar a estudiar en la universidad.

Lapis bajó por las escaleras de su casa. Llevaba un moño en lo alto de cabeza, cargaba con una gran maleta de color morado, llena de sus pertenencias. Los padres de la joven se despidieron de las dos chicas, entre lágrimas y sollozos. Un taxi las esperaba en la puerta. Las dos muchachas guardaron sus maletas y se subieron en los asientos de atrás. Una vez sentadas, se cogieron de las manos y sonrieron ampliamente. Comenzaban una nueva y emocionante etapa de sus vidas.
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–¡Amatista! ¡¿Quieres ayudarme a limpiar?! ¡Que ya mismo llegan las chicas!

Una agobiada Perla caminaba de arriba a abajo, trayendo y llevando cosas, limpiando por acá y recogiendo por allá. Y Amatista leía un cómic echada en el sofá.

–¡Espera un momento! ¡Que ya voy a terminar!

–¡Venga ya! ¿Un cómic es más importante que esto?– preguntó con indignación la de hebras anaranjadas.

Amatista se encogió de hombros y Perla la cogió de los brazos levantándola del sofá.

–Ayúdame, por favor.– suplicó, haciendo ojos de perrito la mayor.

–Agh, ¡eso no vale!– exclamó la más baja, sabía que no podía resistirse a la mirada suplicante de la muchacha.

–¡Porfaa!– siguió pidiendo la joven.

–Está bien, está bien, trae la escoba.– dijo quitándole la escoba de las manos a la mayor.

–Es por esto que te quiero tanto.– dijo con coquetería Perla, lanzándose a Amatista y dándole un beso en los labios.

La más baja sonrió contra los labios de la mujer y al separase tan sólo dijo:

–¿En serio quieres limpiar?

–Anda sí, volvamos al trabajo. Ya veremos después.– respondió la joven guiñándole un ojo.
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Jasper estaba en una cafetería. Pronto llegó una muchacha esbelta de cabello negro afro. Llevaba unas gafas de sol que ocultaban sus ojos. Vestía unos vaqueros pegados y una camiseta negra de tirantes. La albina sonrió al verla.

–¿Nos sentamos?– preguntó nada más verla, entrelazando sus manos con las de ella.

Garnet asintió, con una sonrisa ladeada. Las dos buscaron una mesa y cada una pidió un café solo. Quizá ellas dos no eran el tipo de parejas que uno se imaginaba en una cafetería, siendo cursis y estando con las manos cogidas sobre la mesa pero ambas habían cambiado con el paso del tiempo.

–Por cierto, hoy vamos a la comida en casa de Perla, ¿no?– preguntó la joven a la vez que movía su café con una cucharita.

–Sí, hoy llegan Peridot y Lapis. – sonrió Garnet.

Ambas jóvenes siguieron charlando a la vez que desayunaban juntas. Pronto comenzarían a estudiar sus carreras universitarias, Garnet haría una ingeniería y Jasper estudiaría para ser policía nacional.

Las clases empezarían muy pronto, sin embargo, ellas dos se mudaron a la ciudad a principios de verano para tratar de acostumbrarse, y no estuvo nada mal. Jasper sonrió ante este pensamiento.
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–¡Wow! ¡Es gigante!

Las casas algo pintorescas en las que antes vivían las dos jóvenes habían sido sustituidas por grandes rascacielos, tiendas enormes y gigantescos apartamentos. Los coches circulaban continuamente por la calle y los transeúntes caminaban, ya sea mirando sus teléfonos, hablando con algún compañero o simplemente mirando al frente y pensando en sus cosas.

El taxi paró frente a un gran bloque de apartamentos. Peridot y Lapis sonrieron, apretando un poco sus manos. Se bajaron del vehículo y tras pagarle al conductor y coger sus maletas, se adentraron al gran edificio.

Una vez allí, pidieron las llaves de su apartamento y con el ascensor subieron hasta la planta cinco. Los de la mudanza ya habían llegado, por lo que había cajas alrededor de la puerta de su nuevo piso.

Las dos abrieron la puerta, encontrándose con un estudio considerablemente grande. Comenzaron a entrar algunas de las cajas a la vez que hablaban.

–Bueno, por fin nos hemos independizado.– comenzó a decir Peridot con algo de nostalgia.

–Sí, al fin. A pesar de que tenía ganas de venir, voy a echar de menos a algunas personas. Especialmente a Steven y mis padres.– contestó la de pelo azul.

–Ya... Pero seguro que podremos ver a Steven con bastante frecuencia. Donde él está estudiando no se encuentra tan lejos de aquí.

–Ya...– suspiró la joven.–Por cierto, hoy comemos con las chicas, ¿no?

–Sí, debemos ir a casa de Perla y Amatista. Le dije a Jasper que viniera a por nosotras.

–Uf, menos mal. Me veía haciendo autostop o algo por el estilo.– rió la joven, seguida de la rubia.

Más pronto de lo que ellas pensaban, llegó la hora de irse. El pitido del portero las hizo sobresaltarse. Eran Jasper y Garnet, las esperaban apoyadas en un coche de un tamaño considerable de color rojo. Nada más verse, no pudieron evitar darse un fuerte abrazo grupal. Llevaban tres meses sin verse, pero eso les había parecido una eternidad. Las cuatro jóvenes se subieron en el automóvil, y pusieron rumbo a casa de las dos féminas.

El camino fue ameno, las risas y las animadas conversaciones de las jóvenes llenaban el aire. En unos pocos minutos, habían llegado a la urbanización donde vivían las dos chicas.

El grupito salió del coche, subiendo hasta el apartamento de la pareja. Una vez llegaron, saludaron a las dueñas con grandes abrazos y sonrisas.

Y allí, en la mesa de ese comedor se dieron cuenta de que nada había cambiado. Quizá todas habían madurado, cada una a su manera, pero su amistad seguía intacta a través de los años.

Y mientras Peridot se mantenía pensativa, observando a sus compañeras reír y bromear, conversando de todo lo que había pasado en el tiempo que no se habían visto, ella reflexionó sobre aquel entonces en el que no era más que una pequeña niña, que veía la valla del jardín como el obstáculo y reto más grande de su vida. Nunca supo que detrás de ese gran desafío se encontraría la recompensa más grande que podía recibir.

–¿Pasa algo?– preguntó Lapis alzando una ceja.

–No, nada, sólo estaba pensando.– sonrió levemente la rubia.

Y dicho esto, las dos tomaron sus manos, integrándose de nuevo en la conversación de sus amigas.

FIN.

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Bueno, aquí finaliza esta historia. Para empezar debo agradeceros a todos vosotros, mis lectores, por permanecer junto a esta historia hasta su finalización. Gracias por votar y comentar, os lo agradezco de todo corazón. Nunca pensé que llegaríamos a tal número de leídas.

Segundo, espero de todo corazón que esta historia os haya gustado mucho y en la medida de lo posible, os haya parecido lo más amena y entretenida posible. Siento haber tardado tanto en publicar este capítulo , pero ahora es época de exámenes y apenas tenía tiempo.

Finalmente, os aviso de que van a tratar las próximas historias que publicaré. Una de Hora de Aventuras habrá seguro. Luego, estoy trabajando en otras obras, que iré publicando sobre la marcha. De todas formas, si queréis algún fanfic de una serie en especial, sugerídmelo en los comentarios.

Se despide vuestra escritora!

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Al otro lado del jardín [Peridot X Lapis] Steven Universe. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora