¿Por qué volviste?

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Poché había visto a Calle en un lugar poco común para encontrar a tu ex. Ex-todo, ex-amante, ex-amiga, ex-novia. Sólo lo dejaría en ex. La reencontró en un super mientras Poché compraba cosas necesarias para surtir en la alacena. Lo más vergonzoso de todo era que no era en cualquier parte del súper sino en la farmacia. Poché compraba anti conceptivos y Calle toallas femeninas. ¿Su relación siempre tenía que ser así de embarazosa? Poché hizo todo lo posible porque Calle no la viera, la había evitado todo su camino por el súper sacándola la vuelta hasta que simplemente el destino las había hecho casi chocar la una con la otra, frente a frente en una mala jugada, ¿mala? No. Malísima.

Se había sentido tan idiota al ser sorprendida con aquellos anticonceptivos, ¿Qué podría haber pasado por la mente de Calle? Claro, que Poché seguía acostándose con hombres porque no había sido lo suficientemente valiente para salir del clóset aún. Y no se equivocaba del todo pero mierda, cómo le jodía el siquiera pensar aquello. La sonrisa burlona de Calle la delató, más que nada porque se había producido luego de ver sus manos.

Poché se había aclarado la garganta y aquello fue respondido por una risa de Calle, ¿era ella o de verdad Calle se había puesto más guapa con los años? No es que antes no lo fuera, sino que ahora... Daniella Calle era perfección en toda la palabra. Poché se estaba sintiendo ridícula, ¿por qué demonios Juan Pablo le había dejado salir con esos pelos de loca, sin maquillar y con aquella ropa deportiva nada bonita? Quería llorar. Lo que Poché no se imaginaba era que Calle se deshacía de amor por la ternura que le daba verla en aquellas fachas. Poché le parecía preciosa, siempre había sentido que María José tenía una belleza singular, arrebatadora.

— ¿Qué haces aquí? - mala manera de empezar la conversación.

— ¿No es obvio? He venido por unas toallas. - Calle tomó el empaque y lo agitó ligeramente ante los ojos de la peliazul. Sonrió. Daniela tenía que dejar de sonreír sino Poché tendría que salir huyendo, esa curva en sus labios le hacía perder la cabeza todavía.

— Ah, así que estás menstruado. – no, no, no. No podía creer que hubiera dicho aquello en voz alta, Poché estaba tan nerviosa que sus sentidos no podían coordinarse. Calle no pudo evitar soltar una carcajada.

— No, no. Yo no, mi novia. - vaya manera de arruinar las cosas, Calle. Aquello le había producido una sensación amarga a Poché, era asqueroso. ¿De verdad ya la había superado? Calle le dijo mil veces a su amiga que jamás podría superar el amor que sentía por ella, y ahí estaba años después comprando toallas femeninas a otra, qué romántica. Quien le compraba las toallas a Poché solía ser Juan Pablo, su roomie quien para dejar las cosas claras, era gay. Y no se estaba quejando pero era un gesto asquerosamente...lindo si lo hacía tu pareja.

— Oh, entiendo. Es que eso es tan romántico. - bromeó Poché.

— ¿Y tú qué llevas? - la de cabello teñido no contestó rápido, proceso lo que quería contestar para luego no arrepentirse pero una voz la interrumpió. — No sé por qué pregunto si ya he visto. - soltó de repente la castaña y rió sin muchas ganas. Calle no sabía por qué seguía sintiendo aquellos celos por Poché.

— Sí, bueno, qué observadora.

— ¿Y qué tal va tu vida?

— Bien, va bien. - contestó secamente Poché. Le molestaba que Calle le hubiera quitado la palabra momentos atrás cuando ella seguía procesando su respuesta. Le quería decir tantas cosas. "¿Qué te importa? Llévale sus toallas a tu novia que sinceramente no me importa quien sea pero espero que esté más fea que un grano en el culo". — Ahora estoy viviendo con Juan. Daremos una fiesta esta noche, así que estoy preparándome para ello. - mentira. Vil mentira, no se daría ninguna fiesta en su apartamento, al menos no esa noche.

Otra vez tú [Calle y Poché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora