Maximiliano observaba la escarcha blanca acumularse en la cornisa de la ventana de su despacho. Tenía una mano apoyada en el mentón y la vista aburrida.
La nieve aquella ocasión era fina, era algo que ningún otro lugar más que los paramos tenía. Cuando nevaba en la ciudad (lo cual no era tan a menudo) la nieve era gris y caía gruesa sobre los tejados, nunca nevó cómo en esas montañas.
¿Era hielo?
¿Eran lagrimas?
O quizá, ¿Una mezcla de ambas?
- ¿Señor Ferrer?- la voz de su secretaria se coló desde el vestíbulo y los ojos grises de Max se deslizaron del cristal a la cara regordeta de Katy, sonrió.
-¿Sí?
-El señor Alfirre lo busca en su oficina.- dijo entrando por completo. Max alzó las manos para desperezarse.- dice que es urgente.
-Muy bien- bostezó- iré en seguida. - Katy asintió y estaba decidida a salir de ahí pero sintió un brazo tomarla de los hombros, sus mejillas se colorearon de un fuerte rosa cuando alzó la vista y se encontró el rostro de Max muy cerca de ella.
-Señorita.- la llamó con una sonrisa. - ¿Me acompaña al comedor por café?
-¿Señor?
-No creerá que voy a perderme el almuerzo ¿Verdad?
-La verdad, señor- dijo ella tragando saliva- es que yo pensé que almorzaría con el señor Alfirre, su junta es en quince minutos.
Max chasqueó la lengua con fastidio y sin soltar a Katy, la dirigió al elevador- Que se jodan los directivo, la comida siempre es importante en la vida.- katy se echó a reír- Mi madre solía decir que si una persona era feliz sólo podía ser feliz si mantenía su estomago lleno.
-Su madre debió de ser una sabia.
Entonces la sonrisa traviesa de Max se crispó. Katy lo notó de inmediato pero no dijo nada pues entendía que el tema de la madre de Max era delicado y se sintió estúpida por haberlo mencionado sin embargo, Max sonrió con tristeza.
-Tiene razón- le contestó cuando las puertas del elevador se abrieron de par en par- mi madre era una sabia.
Sofi volvió a mirar por quinta vez el enorme reloj de la muralla. Llevaba ahí casi veinte minutos parada, frente a la papelería. Víctor estaba sentado frente a uno de los tres computadores que rentaba doña Lulú por las veces en las que Sofía había espiado el chico estaba mandando un correo electrónico.
Parecía no muy convencido de lo que estaba escribiendo pues apenas escribía unas cuantas palabras el chico borraba dos de esos renglones, también sabía que estaba enojado pues cada vez que volvía a escribir tecleaba con fuerza tal que no estaba segura de que el teclado sobreviviera a aquella carta.
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Más Allá del Cristal
Mystery / ThrillerMás allá de las colinas cubiertas de nieve, existe un pueblo entre los montes de hielo. Ahí, el tiempo pasa lentamente marcado por el reloj de la enorme muralla que lo rodea. Pocas cosas se saben de aquel lugar y pocas cosas logran salir de sus al...