30. Del marcapáginas que nunca se moverá

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30. Del marcapáginas que nunca se moverá

Max corre, lo hace inconscientemente.

Corre escaleras abajo, con su corazón latiendo veloz detrás de sus costillas, tan furioso que el aleteo que produce, resuena en sus oídos. En su garganta hay un nudo grueso que no se deshace, que le impide incluso pasar saliva.

No, por favor... no.- piensa y la frase se repite continuamente en su cabeza.- Vete, por favor huye de aquí...

Y como si deseara que la imagen fuera una pesadilla, esta se vuelve muy real cuando ambos pares de ojos se encuentran a metros de distancia.

Ahí está ella.

Sofi se detiene un minuto cuando sus ojos se encuentran con los grises del escritor y por un momento sonríe, está ahí... a un susurro de distancia, pero la mirada que le devuelve repleta de pánico y terror... la deja confundida.


Max, no parece feliz de verla ahí.

Pero aún así... Sofi ignora el sentimiento de ansiedad que crece en su pecho y sin premeditarlo corre hacia él, abrazándolo por la cintura.

Cuando Max siente el cuerpo de Sofi colapsar con el suyo, una calidez lo embarga y cómo si su cuerpo reaccionara al reflejo, la abraza fuertemente. Por un momento, uno efímero y fugaz, se permite cerrar los ojos y en ese instante, abrazándola siente la despedida, la real crecer al fondo de su pecho y esa realización de pérdida le obliga abrazarla aún más.

Quizá, sólo quizá, lo entiende ahora.

No está bien lo que siente por ella. No está bien haberse enamorado de esta chica. No lo entiende realmente en qué momento fue pero ahí, abrazándola se da cuenta de lo mucho que la quiere, de lo mucho que la va a extrañar. De lo injusta que es la vida...

¿Por qué cada vez que ama a alguien, la vida se lo arrebata?

Y no quiere llorar y espantarla pero es tan difícil mantener ahora las lágrimas en su lugar que simplemente se oculta en su cuello.

- Aquí estás- dijo ella abrazándolo con la misma intensidad con la que él la abraza. - ¿Por qué te marchaste así? ¿Qué sucede?

Y aunque él quiere decirle la verdad, el porqué la otra noche se quedó dormido mientras lloraba, la razón por la que quiere morir en este instante... no lo hace.

Se queda sin palabras, simplemente abrazándola.

- Max...

Pero no le da ninguna explicación, quizá porque entiende que no está bien meterla en estos problemas tan horribles, porque Sofi es tan joven, tan inocente con esos ojos grandes de color chocolate y ese rostro aún infantil... No, Max es un adulto y debe serlo para hacer lo correcto.

Aunque separarse de ella duela como fuego en sus venas, como si le robaran el aliento... así que se separa y aún sin derramar lágrimas, la mira a los ojos.

Mira a la chica que se escabullía al ático por las tardes para pintar el paisaje a través de su ventana, la chica que tan entrometida entró a su vida sin permiso alguno, esa que leyó sus letras sin prejuicios, que lo animó a terminar lo que quizá sería su última historia, con la que vivió su última historia de amor.

Más Allá del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora