29. Del camino del solitario

167 29 3
                                    

Capítulo 29. Del camino del solitario.

Una canción rota.

Un piano partido a la mitad y la otra parte de la historia que jamás se ha contado.

Está aquí de nuevo, en dónde el mundo comienza y termina de nuevo. Un silencio abraza la sala que se queda oscura por la noche. Los ventanales del salón empañados con polvo, son testigos fieles de que el tiempo pasa sobre todas las cosas y en medio, hay un piano viejo que adorna el entorno solitario.

Ahora entendía tantas cosas...

Lo entendía y le temía entenderlo.

Levanta lentamente... arrasando con el polvo, la cubierta de las teclas y pasa sobre ellas sus dedos congelados por el frío, no hace nada más que acariciarlas como si posar sus manos sobre ellas fuera cierto sacrilegio, a su mente corren los años atrás y lo único que puede recordar ahora son las muñecas de su madre lastimadas.

Un nudo se le forma en la garganta.

Lo siente apretarse también en su corazón.

¿Por qué tuvo que regresar?

¿Por qué fue tan ingenuo?

Su vida estaba bien, era todo lo que había soñado.

Debió haberse quedado en casa, donde todo era sencillo y brillante y cálido y cómodo. Debió haber cumplido con la promesa que le hizo a su padre cuándo lo mandó lejos... aquel día, cuando los policías llegaron a su casa y hablaron sobre la muerte de su madre y cómo todo mundo creyó que su propio hijo había tenido que ver con el "accidente" por qué había sido el último en hablar con ella y cómo todo mundo acusó de a un niño de un asesinato, un pasado donde su padre lo alejaba de la ciudad y lo encerraba en ese estúpido internado, donde conoció a Sol, la chica del cabello rubio de la que tanto hablaba en sus novelas y cómo ella... también huyó...

Debió haber cumplido su promesa de alejarse de ese lugar y vivir un sueño que ahora parece lejano, casi robado.

No debió regresar ahí.

- Aquí estas - dice una voz detrás de él. En la puerta un luz se asoma cohibida y la silueta de Mariola aparece frente a él. Max no la ve, se rehúsa a hacerlo. - ¿Hablaste con el abogado Robles?

Él se queda en silencio, mirándola. Ahora entiende tantas cosas sobre ella y sin embargo...

- Tú eras como ellas ¿No es cierto? - le pregunta casi como un hecho. Mariola no le contesta enseguida, también se queda ahí, de pie... en silencio, mirándolo a los ojos.

- Sí- Dice casi sin voz y entonces su mirada se desvía al piano en medio de la sala. -, así fue...

Max siente que algo se estruja en su pecho, algo que lo deja sin aliento. De repente se siente mareado, todo lo que acaba de descubrir... lo deja sin aliento. Por un momento no puede sostenerse más de pie y termina sentado en el banco del instrumento.

Por un momento, siente que no puede respirar, que todo le da vueltas y unas terribles ganas de vomitar lo deja aturdido. Mariola que ve desde su sitio su semblante pálido, camina nerviosa a él.

Más Allá del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora