Más Allá del Cristal

34. De la nieve que se derrite y el pasado que nos persigue.

"Sueños, recuerdos, lo sagrado...
todos son iguales
cuándo están fuera
de nuestro alcance.

Una vez que estamos separados
de lo que podemos tocar,
el objeto está santificado;
adquiere la belleza de lo inalcanzable,
la calidad de los milagros.

Todo, en realidad,
tiene esta calidad de sagrado,
pero podemos profanarlo
con un toque.

¡Qué extraño es!
Su toque profano y sin embargo
Contiene la fuente de milagros."

- Yukio Mishima, Spring snow.

Diez años después

El mar, se extiende en el infinito y se mezcla con el cielo vasto e interminable, la vista le roba el aliento. Siempre amó el mar y sus colores que combinan siempre con el cielo. Ese sentimiento de posibilidad, de añoranza, algo semejante a la esperanza que le traía ver más que el color blanco.

Ahora todo se pinta de un color suave y azul, amarillo y rosa y Max piensa que la pintura que observa magnífica le hace justicia al mismo mar a sus espaldas.

Ha pasado tanto tiempo desde que miró esas pinceladas, estas líneas prolijas que danza sobre la tela y que se unen y dan forma a ese exquisito mar pintado.

La sala está repleta de gente y si Max no hubiera practicado lo suficientemente con su terapeuta, ahora mismo estaría entrando en estado de pánico por el temor a ser reconocido, sin embargo nadie le presta atención. Todos están absortos en las obras de arte que hay frente a ellos, discutiendo como si supieran descifrar en primera persona el significado de lo que hay detrás del paisaje.

Max sonríe por inercia.

Orgullo.

El sentimiento le llena el pecho.

Ella, lo logró.

Recorrer este lugar y mirar tras sus ojos de espectador a la ventana del alma de la mujer que amó alguna vez, le abriga el corazón y le aplasta el pecho al mismo tiempo. Hay alegría en él ¿Cómo no va a haberlo? Todo esto, parece sueño... después de tanto tiempo, ver que el trabajo duro ha resultado en algo bueno, ver el éxito por el arte... le da consuelo de que al menos, lo que hizo valió la pena. Sin embargo, muy al fondo, también se siente melancólico pues varias de estas pinturas y sus paisajes le traen malos recuerdos.

Es como si en cada uno de esos paisajes nevados que se encuentran salteados en la galería, le regresaran como gospel al pasado. Cómo un tren al ayer, al viejo pueblo de su infancia y al lugar en el que se quedó su corazón.

Max, había escogido este día a propósito. Se había enterado que el jueves era el día menos concurrido de la semana en la galería de la bahía y por eso mismo estaba ahí, ocultándose entre los óleos. Sabía muy bien que ella no estaría ahí, ningún artista visita su exposición después del día de inauguración por ese motivo estaba tranquilo, pero aunque no era el temor de ser visto por ella lo que lo había obligado a venir en un jueves, era la constante paranoia de ser reconocido y es que a pesar de haber transcurrido ya diez años desde que lo perdió todo, aun podía ver alguna de las personas que se encontraba en la calle mirarlo fijamente, como si supieran quien era en realidad....

De eso ya mucho tiempo, sin embargo Max seguía sintiéndose culpable y sucio por un crimen que fue víctima de las circunstancias, cómplice.