Amor A Puertas Cerradas

De reflexión y accidentes provechosos

Tony se paseaba por toda la oficina con león enjaulado. Estaba molesto, muy, muy molesto. No sabia con exactitud si con él mismo por estúpido, por haber malinterpretado la situación y por haber cometido la idiotez de emborracharse, causando toda esta situación, o con Steve... Con Steve no tenia ningún motivo para estar enojado. Steve le había demostrado porque era digno para remplazar a Pepper en su ausencia y se había comportado a la altura, que llamara la atención más de lo normal sólo era uno de sus encantos.

Pero es que había que ser idiota para no fijarse en el chico, era inteligente y hermoso, y eso lo molestaba aún más porque él lo sabia.

Decidió calmarse, tomarse un respiro y buscar su lugar feliz. Cuando la puerta se abrió, revelando a Steve, que cargaba una gran cantidad de carpetas, que nublaban su visión. Se apresuró a socorrerlo y al retirar algunas de las carpetas, descubrió con orgullo que Steve llevaba en su cuello la bufanda que él le había obsequiado.

—¡T-Tony!... Perdón, señor Stark, disculpeme, pensé que aún seguía descansando, no era mi intención irrumpir en su oficina sin tocar... Yo lo siento— se disculpó torpemente el chico, siendo cortado por el
mayor.

—Tony esta bien, Steve y no tienes que disculparte, al contrario, tengo que agradecerte por haber sido tan responsable y por haber solucionado mis fallas, debía ser yo quien debió atender esas reuniones y no tu— dijo, aceptando por primera vez un error, uno que le saldría caro.

—no se preocupe Señor Stark, después de todo ese es mi trabajo— dijo con calma y con un ligero sonrojo bañando sus mejillas —Señor Stark... Ehm, yo quería agradecerle por el detalle que tuvo conmigo, no tenia que molestarse... Yo— dijo con gratitud, pero fue cortado por el mayor.

—se lo que me vas a decir y no, es un presente así que no acepto devoluciones o que intentes pagarlo, es un obsequio y es algo que te mereces... Además te queda muy bien— dijo con coquetería, tintando de grana el rostro del menor.

—yo... Esta bien, muchísimas gracias Señor Stark, me encanto su obsequio— agradeció el rubio un tanto avergonzado, para luego tratar de calmarse y con el sonrojo presente aún en su rostro, tomar su faceta de asistente —señor Stark, las carpetas contiene los documentos que debe firmar y revisar. Son las carpetas de los acuerdos y los contratos que se pactaron hoy, yo debo irme, mi turno laboral ya termino— aviso con profesionalismo y Tony se preguntó como podía verse tan increíblemente lindo de esa manera.

—yo revisaré las carpetas. Gracias Stevie y puedes irte supongo que es lo justo— dijo con resignación y gratitud.

—hasta mañana, Señor Stark, que tenga una buena noche— dijo despidiéndose del castaño.

—hasta mañana, descansa que te necesitó preparado para mañana— dijo, tomando todas las carpetas y dejándolas sobre su escritorio.

El rubio salio de su oficina y con una sonrisa en su rostro, tomo las cosas de su oficina y bajo hasta el aparcamiento, donde seguro Buck y Natasha lo esperaban.

Tony regreso su vista a los documentos y con paso cansino se dirigió a su escritorio a revisarlos.

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—hola Buck... y donde esta Natasha— cuestiono el rubio, al no ver a su amiga pelirroja por ninguna parte.

—hola Steve... ¡oh! Ella me dijo que iba a ajustar algunas cuentas, que no demoraba — dijo despreocupadamente quitándole peso al asunto, pero con un tono misterioso.

—¡Oh! Ya veo— dijo con tranquilidad, mientras dejaba sus cosas a un lado.

—Y que tal estuvo la noche con tu amorcito, Steve... Con ese atractivo y millonario hombre por el que me cambiaste... Te hace sentir como yo... No, espera, si ese hombre te ha tocado de forma indebida antes del matrimonio, yo lo mato— discutía consigo mismo, ignorando el fuerte sonrojo de su amigo.