Nada es igual

3.5K 446 76
                                    

Tony disfrutaba de sentir las caricias de los dedos de su pareja por todo su cuerpo, porque le hacían sentir en casa, como si nada hubiese sucedido.

Se recostó con sumo cuidado a uno de los costados y dejó que Steve jugara libremente con su cabello.

Steve, que aún no creía que Tony estaba de vuelta, lo acariciaba con mimo y devoción, para asegurarse por completo de que era real, y para apartar los malos recuerdos de lo que había pasado meses atrás.

En eso, el rubio descubre que hay algo diferente en el pecho del castaño, algo que de ninguna manera estuvo allí antes. Con cuidado, baja su mano hasta allí, pero cuando esta a punto de llegar, es detenido por el brusco agarre del castaño, quien apresa su mano, impidiéndole continuar.

—que es eso, Tony. Eso de ninguna manera estuvo allí antes, dime que ocurrió durante estos meses y porque eso esta en tu pecho— preguntó alterado y angustiado el rubio, exigiendo una explicación.

—no es nada de lo que haya que preocuparse, olvide preguntarle algo al doctor, ahora regreso — se excusó el castaño, soltando al contrario y poniéndose de pie, para abandonar la habitación.

Steve solo atino a bajar su mirada con tristeza y a hacer puños sus manos, en un vago intento por contener su frustración, Tony estaba actuando sumamente extraño, no había querido decirle que era lo que había en su pecho y rehuía de su toque.

En ese momento, fue que el fantasma del abandono se materializo, y el miedo se hizo presente en él.

¿quien le aseguraba que Tony seguiría queriendo a alguien tan imperfecto, y ahora, sucio, como él?

Los recuerdos se aglomeraron en su mente, y fueron tan nítidos, que todavía podía recordar la textura y la brusquedad con las manos de aquel perverso hombre le habían ultrajado.

Un temblor se instaló en su cuerpo, y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Sentía tanto asco de si mismo, sentía tanta repugnancia de su propio cuerpo.

Su respiración empezó a agitarse, y empezó a removerse sobre la camilla,  moviéndose frenéticamente, no basto mucho para que las enfermeras entraran a aplicarle tranquilizantes,  pues estaba teniendo un ataque de ansiedad.

*•*•*•*•*

Tony se alejó a toda prisa de la habitación. Agradecía de que Barnes y Romanoff se encontrasen lejos, pues no quería dar explicaciones.

Buscó desesperadamente alguna habitación o lugar deshabitado. Al hallarlo, ingreso y cerró la puerta con rapidez, para recostarse y deslizarse por ella, hasta quedar sentado en el suelo.

Llevo sus rodillas hasta su pecho y dejó que todo lo que sentía en ese momento, saliese en forma de lágrimas. Steve estaba muy mal, y era por su culpa, pero juraba que haría pagar al desgraciado.

Ahora que se daba cuenta, había pensado en todo, menos en que pasaría con el problema de su pecho. Como decirle que ya no era del todo normal, que tenia clavado un jodido reactor Arc en el pecho. Como permitirle ver esa parte que ahora era suya y debía aceptar como tal.

Hasta él sentía asco cuando veía las gruesas cicatrices.

Por eso no había permitido que Steve le viera, por eso no quería que le tocara, porque sentía asco de si mismo y no quería ver la expresión que pondría Steve al notarlo, no quería escuchar de sus labios cuanto le repugnaba estar al lado de alguien así.

Dejó que las lágrimas bañaran su rostro, pero se dijo a si mismo que si Steve quería dejarle, él no opondría resistencia. Después de todo, quien querría estar al lado de alguien tan problemático, imperfecto y defectuoso como él.

*•*•*•*•*

Él día siguiente llego, y la incertidumbre se adueño de dos corazones.

Ese día, Steve seria dado de alta y él, en compañía de Tony regresaría a la torre.

Él corazón de Steve dolía, y nada tenían que ver sus diferentes afecciones cardíacas.

Se había sentido tan feliz cuando supo que Tony estaba de regreso, cuando le acaricio y le susurro palabras dulces, pero toda su ilusión y alegría despareció de golpe, cuando Tony había rechazado su toque, y había salido huyendo de la habitación, solo para regresar al día siguiente.

Se había sentido terrible, y esto empeoro cuando vio ingresar a Tony con una absurda disculpa, su brazo libre del cabestrillo y un grueso vendaje sobre su pecho, pero lo que más le dolió fue la sonrisa falsa que tenia dibujada en su rostro.

—como estas, Steve— le dijo con un tono suave, para luego acercarse y dejar un beso sobre su frente.

—que sucede, Anthony— preguntó con seriedad y sin rodeos, mirando fijamente al castaño.

—nada, todo esta bien — contesto despreocupado, mientras apartaba .la vista del contrario y caminaba hacia la ventana.

—no mientas, quiero saber que era la cosa de tu pecho, quiero saber porque me rechazaste, porque escapaste sin dar una buena explicación— preguntó alterado, mirándole con intensidad y con aquel mar embravecido en el que se habían convertido sus normalmente tranquilos y serenos ojos azules. El castaño suspiró, en un intento por tranquilizarse y por acomodar sus ideas.

—lo de mi pecho es un aparato para ver que todo este bien conmigo, no quería que me tocaras porque me duele y salí porque necesitaba un respiro. Eso responde a tus preguntas— mintió, sintiendo como dolía su corazón por cada mentira dicha, pero tomándolo como la mejor opción en estos momentos.

—bien, entonces tocame tu a mi— le pidió con un sonrojo tiñendo sus pálidas y lastimadas mejillas, pero sin que su vergüenza mermara su determinación.

El rubio retiró de un rápido movimiento las cobijas, revelado su cuerpo enfundado en la bata del hospital, la cual empezó retirar sin apartar su mirada del castaño.

Una vez logrado su objetivo, y al verse libre de la prenda que yacía sobre la camilla, abrió sus piernas, enseñándole ese lugar que solo el castaño había tomado, y el cual solo era cubierto por su ropa interior.

—no lo haré— respondió el castaño, mirando con dolor los hematomas que cubrían la pálida y suave piel, y tratando de refrenar sus deseos carnales.

—¡Entonces porque no eres valiente y me lo dices en la cara!¡Porque no me dices de una vez que te repugnó, que te da asco tocarme!¡Dime y acaba de una buena vez con esto!— gritó lleno de frustración, tristeza y dolor, mientras miraba al castaño con los ojos llenos de lágrimas.

—¡no es eso, Steven!¡Sabes perfectamente que no es eso!¡Como te hago entender que te amo!— gritó dolido y frustrado el castaño, mirando fija e intensamente al rubio, tratando de transmitirle sus sentimientos, mientras se acercaba al lugar donde se encontraba este, y tomaba la bata para volvérsela a colocar. —mirate como te dejó, estas completamente lastimado y no me perdonaria causarte más dolor, no estas bien, Steve ¡entiende!— le dijo frustrado, mientras luchaba para ponerle la bata, puesto que el rubio ponía resistencia.

—¡Se honesto conmigo, demonios, y dime la verdad!— gritó molesto y sin contener su llanto.

—¡estoy siendo honesto contigo, maldita sea!¡Te estoy diciendo la verdad! Te amo y podría jurartelo... Yo perdoname— exclamó con molestia, para luego calmarse un poco y sin romper el contacto visual, acercarse más, hasta rodear al rubio suavemente con sus brazos y ocultar su rostro en el pálido cuello. —todo va a mejorar, te lo prometo — susurró, sintiendo las suaves caricias del rubio en su espalda, así como un extraño temblor del cuerpo contrario.

—te creo, Tony. Perdoname por esto— dijo, forzándose a detener las lágrimas y el maldito temblor de su cuerpo, que nada tenía que ver con la temperatura.

todo estará bien...

*•*•*•*•*

Hasta aquí...

Esperó que les haya gustado.

Lamento la tardanza, he estado ocupada con algunos deberes escolares, con las actividades culturales y las jornadas extra clase que tomo en las tardes, pero tratare de estar lo más presente posible.

Agradezco de antemano su espera y nos leemos en la próxima.

Amor A Puertas CerradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora