Momentos de calma

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El día siguiente llego y todos se sorprendieron cuando vieron entrar a Barnes y a Romanoff, al complejo empresarial. Lo raro no era verlos entrar como tal, lo raro era verlos tomados de la mano. Era más que sabido por todos, que Romanoff no era un persona que demostrara cariño con otras personas (a excepción de Steve y con menos frecuencia Tony) pero de lo contrario, una muestra tal era algo que era digno de ser fotografiado y recordado.

Al ingresar, saludaron a Wanda y Hill, que se encontraban en la recepción y tomaron el elevador con destino al ultimo piso.

Al llegar, caminaron sin soltarse y al estar en la puerta de la oficina, la mujer tomo la perilla, siendo detenida por su compañero.

—oye, Nat, no crees que seria mejor llamar a la puerta, podríamos interrumpir algo importante— sugirió el castaño con duda.

—James, lo único que vamos a interrumpir es al caliente de Stark tratado de quitarle su pureza a nuestra flor de vainilla, te lo puedo apostar— dijo la mujer con seguridad.

Ahora fue el hombre el que giro la perilla, y tal como lo presagio la mujer, el rubio se encontraba sentado en las piernas del castaño, mientras este se lo comía a besos y lo tocaba de forma impúdica.

—Stark, te juro que si fuera tu, dejaría a Steve y quitaría tus sucias manos de él... De preferencia ¡ya!— murmuró tetricamente la mujer.

Al castaño más bajo lo recorrió un escalofrío, y lentamente fue soltando al menor, que se bajo de sus piernas y acomodo su ropa lo mejor que pudo.

—Natasha, que a ti no te han enseñado a tocar a la maldita puerta— pregunto el castaño de mal humor, recibiendo un codazo reprendedor del rubio, que lo miraba con desaprobación.

—abrí yo, y te agradecería que quitarás tus manos de él — dijo el otro castaño —Steve, ahora me eres infiel con este, que te pasa, me dejaste solo con los niños, ellos necesitan a su mamá — exclamo dramáticamente hacia el rubio, quien completamente descolocado, solo atino a toser.

—olvidalo mapache, Steve es mio, el aceptó ser mi pareja, es MI novio— exclamo el castaño con molestia, mientras atraía al rubio hacia él y le plantaba un beso.

—felicidades a los dos— dijo el castaño ojiclaro con una sonrisa. El castaño de ojos chocolate lo miro extrañado, causando una carcajada general en la oficina, pues lo tres ya estaban familiarizados con ese tipo de bromas.

—gracias— contestaron al unisono la pareja.

—bien, nosotros no nos encontramos aquí para disciplinar a Stark por su actitud pervertida hacia nuestro pequeño Stevie, nosotros estamos aquí por otra razón— dijo la pelirroja, mirando conocedoramente al par, que solo atino a desviar la mirada y a fingir demencia.

—Si, Steve, recuerdas lo que te comente la vez que hablamos— le pregunto al rubio, recibiendo un asentimiento y una sonrisa por respuesta —bueno, Nat, diles— le dijo a la pelirroja, que le soltó la mano y la levanto, enseñándoles el anillo.

—James y yo nos casaremos— dijo la pelirroja con un sonrisa feliz.

—felicidades, Nat, te lo mereces— dijo Steve, escapándose del lado de Tony, para acercarse a felicitar a su amiga, dándole un fuerte abrazo. —Buck, hasta que por fin haces algo bueno con tu vida— le dijo con burla al castaño, para después abrazarlo.

—callate, punk— le dijo con jocosidad, para devolverle el abrazo.

—felicidades, James, ya era hora— le dijo con seriedad, para luego darle unas amistosas palmadas en el hombro.

—felicidades, Natasha. Con tu genio y pensé que te quedarías a vestir santos— le dijo con burla, recibiendo una fea mirada de la mujer, que luego lo miro con malicia —Suerte con tu chica, Barnes, es peligrosa, desde ya te doy mis más sentidas condolencias — el castaño contrario solo sonrió, sabia lo que estaba por venir.

Amor A Puertas CerradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora