Inevitable

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El día siguiente llego, y trajo consigo el desarrollo de algo que en definitiva, tenía que pasar.

El cabreo que Steve tenia en ese momento era infinito. En la platica que tuvo con Natasha, la mujer le comentó que tipo de heridas que había recibido Stark, y el ser conocedor de aquello, solo ayudó a que su molestia aumentara a niveles extremos. Si, podía ser un lid de paciencia, pero habían situaciones que en definitiva lo superaban, como esa, por ejemplo.

Llegó puntual esa mañana, y saludo como de costumbre, procurando no exteriorizar la gran molestia que cargaba consigo, pues, en todo este asunto, el único culpable era Tony y sus ganas de querer portarse como un animal.

Al terminar con los saludos de rutina, tal y como un soldado, se dirigió a la oficina del mayor. Le importaba un soberano comino si encontraba al castaño durmiendo desnudó, o dormido, o en plana faena con algún cualquiera de por ahí, como que se llamaba Steven Grant Rogers, de que Tony le iba a escuchar.

Importándole un bledo los modales, ingreso a la oficina, sorprendiendo al mayor, que casi se ahoga con la copa de whisky que estaba tomando.

—Capi-paleta, que sucede para que entres...— pregunto el mayor fingiendo extrañeza, antes de ser cortado.

—Anthony Stark, me puedes explicar que demonios paso ayer— Bramo sumamente molesto, mirándole peligrosamente e ignorando el ridículo apodo.

—Rogers, lenguaje — le reprendió, buscando salirse por la tangente.

—al diablo el lenguaje, te pregunte algo y quiero una respuesta ahora— exigió, incrementando aún más su molestia la falta de cooperación del mayor.

—oye, oye, respira, tranquilo, en primer lugar, tu eres mi asistente, así que las explicaciones las pido yo y en segundo, si es algo que no te incumbe, no tendría porque decirte — menciono sarcástico, ignorando el instinto de supervivencia, ese mismo que le debía que dejara de payasear con lo que le decía el rubio.

Pero no podían culparlo, se veía tan candente de esa forma, haciendo que miles de pensamientos no castos, se alojaban en su cabeza.

—Stark, la pelea de ayer te dejo idiota o solo te gusta probar mi paciencia. Como demonios dices que no me incumbe, cuando gracias a ustedes termine así, pero eso no es lo importante. Acaso pensaste en alguien que no fueras tu— reclamo molesto, molestando de paso al mayor, quien resintió el brusco cambio en la conversación.

—bien, quieres saber. Pues si, si pensé en alguien más que no fuera yo, por eso se originó la pelea— contestó sarcástico y frustrado. Dios, Steve de esa forma tan sensual y los celos que aún sentía después de la disputa de ayer estaban tentándolo a ceder, necesitaba fuerza para resistir.

—hablas en serio. Pues te juro que el espectáculo que diste ayer demuestra todo lo contrario, acaso pensaste en la señorita Potts, que te quiere y se preocupa demasiado por ti, acaso pensaste en los dueños de ese restaurante, acaso pensaste en na gente que trabaja para ti, aquellos a quienes representas... No, no pensaste en ninguno de ellos, simplemente te dejaste calentar la cabeza y te lanzaste como un animal a pelear a la primera oportunidad que tuviste, en una situación que yo ya tenia controlada— espetó molesto, mirando fijamente al mayor, con sus ojos cargados de molestia y de sentimientos que no podía identificar con claridad.

—esto fue tu culpa. Acaso tener la maldita situación controlada es ir a besuquearte con el primer sujeto que intente hacerlo, solo por "mantener la situación bajo control"— le reclamo mirándolo molesto.

—¡yo no me bese con él! — exclamó furioso por la ofensa y por la forma tan desagradable en que lo había dicho.

—me crees idiota, Rogers. Vi cuando ese tipo te estaba besando, tu no me puedes engañar— exclamó completamente molesto, frustrado y lleno de celos.

Amor A Puertas CerradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora