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Me levanto sobresaltada.

*¡¿Qué está pasando?!*

Es completamente imposible imaginar que mi mente pudo recrear por segunda vez y con exactitud todos los detalles de ese lugar, incluyendo al chico.

*¿Cómo sabía que iba a despertar?*

Él dijo que la ciudad elige a sus ciudadanos, así que él no vive allí, es más, parece ya estar familiarizado con el proceso del "acceso".

*¿Más cosas de las que ya he descubierto?*

Me pregunto, ¿Qué más podría hacer en este supuesto "mundo"? ¿Cuántos "accesos" más podría tener? ¡¿Por qué estoy pensando en eso?!

*Tal vez porque empieza a interesarte...*

A veces desearía que estas voces dejaran de contradecir mis pensamientos...

...

Sábado.

No hay clases. Para muchos es sinónimo de descanso, menos para las personas que trabajan los fines de semana. Yo soy de ese grupo de personas.

*¡Las maravillas de vivir de forma independiente!*

Me alisto para salir y tomar el bus que me llevará al restaurante donde trabajo: "Donde todos".
La verdad es que ese es un nombre irónico, tomando en cuenta que casi nadie visita el lugar, sólo unos cuantos universitarios que no tienen más lugares a los que ir o amigos con quienes pasar.
Mi puesto de camarera es bastante aburrido, normalmente no tengo nada que hacer más que conversar con la que cocina: Margo, una linda chica pelirroja con unos penetrantes ojos verdes. Uno de los códigos principales del restaurante es que nadie habla de sus asuntos personales en el trabajo, así que no conocemos nada del otro, salvo los nombres y nuestros puestos en el lugar.

-Cris, estás un poco distraída hoy, ¿Sucede algo? - Margo me habla sin mirarme mientras cocina un estofado .

-¿Ah?... Nada, no sucede nada - Suelto una sonrisa despreocupada al tiempo que sacudo mis manos en su dirección - Es sólo que me pierdo en el olor de tus comidas.

-¡¿Es que son tan malas?! - Finge estar dolida - ¡No puedo creer que me lo digas ahora, después de tanto que hemos pasado juntas! - Se seca unas lágrimas inexistentes y llora "desconsoladamente".

-¡No seas dramática! - Le digo mientras pruebo un poco del estofado - Me refiero a que el aroma es tan bueno que hasta me dan ganas de probarlo antes de tiempo....

-¡Deja allí! - Margo golpea mi mano con una cuchara - No creas que tu halago te va a dejar comer antes de tiempo, niña - Su cuchara se mueve en mi dirección como si estuviera retándome con ella.

-Está bien mamá - Arrastro mis palabras y finalmente le muestro mi lengua - Lo que tú digas...

La agarro por un brazo lo suficientemente fuerte para mandarla lejos, y antes de que ella regresara saco otra cuchara y pruebo la comida.

*¡Esto sabe a dioses!*

-¡Niña malcriada! - Se abalanza sobre mí intentando quitarme la cuchara, pero antes de que pudiera hacerlo un cliente llega.

-Silencio, Margo - Nuestras risas se apaciguan un poco - Tenemos clientela.

-Esta bien, Cris - Su risita no para - Me las pagarás en cuanto se vaya.

Me acomodo el moño alto que llevo y arreglo mi uniforme, salgo de la cocina y...

*¡No puede ser!*

Sentado en una silla al lado de una ventana está un chico cuyos ojos avellana conozco bien.

*¡¿Es todo real?!*

De repente,  sus ojos se cruzan con los míos.

Él sonríe.




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Besos, Nikk <3

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