Salvada

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-¿Herrera, Cassandra?- pregunto la profesora.

Levante mi mano temblorosa para confirmar  mi presencia.

El resto de la clase me  miraba como si fuera un mono de feria. Me daban ganas de preguntarles cuál era el problema. Si tenía la raya del ojo corrida o si tenía granos en la cara. Tal vez ofrecerles mi teléfono para que tomasen una foto y así poder mirarme más detenidamente.

Era horrible entrar con el curso empezado a un colegio nuevo. Pero peor aun si te cambias de país.

Mi padre trabajaba para el gobierno de España. Y había sido trasladado como consejero a la embajada en El Salvador.

Nada más se lo propusieron en casa se armo la fiesta. Al menos mis padres. Mi mama es salvadoreña y la mayor parte de mi familia vive allí. Algunos están es USA o Canadá. Pero no viene al caso. Y mi padre siempre quiso venir por lo que no había nada más que discutir.

Mi hermana pequeña, tiene unos dulces 15 años, y si su mayor interés en One Direction.

Yo no me emocione con la idea, pero era lo mejor para la familia. Era aceptar el puesto o dejar de trabajar. Y las cosas no están como para eso. No es que mi familia no tenga dinero. Siempre nos permitimos caprichitos y tal. Pero precisamente para no prescindir de caprichitos hay que tomar decisiones como estas.

No soy una asocial, lo juro. Pero me cuesta hacer amigos. Pero allí estaba yo, plantada frente a una clase de niños ricos. Porque este colegio no era más que eso. Uno colegio de niños ricos.

-Levántese por favor  y cuéntenos algo sobre usted.- dijo la profesora.

¿Qué? Pensaba que aquello solo ocurría en las películas. Me levante tratando de hacer el menor ruido posible, pero aquellos muebles estaban mal diseñados.

-Me llamo Cassandra Herrera.- muy bien Cass... como si la profesora no te hubiese presentado ya.- Me he mudado con mi familia desde España.- estaba totalmente concentrada en mirar los zapatitos negros del uniforme y alisando las tablas de la falda color pistacho.

-Señorita Herrera. ¿Qué tal si mira a sus compañeros? No comen.

Toda la clase soltó una risotada

Alce la cabeza avergonzada y proseguí con mi presentación.

<<Toc, toc>>

La profesora miro hacia allí y dio el permiso para pasar.

Por la puerta entro un Adonis. Era rubio ceniza, con ojos azul grisáceo y cuerpo bien definido que se marcaba sobre la camiseta azul del uniforme.

-Lo siento. La reunión de delegados se alargo más de los esperado.- dijo con su voz de sexsymbol.

Poso sus ojos en mi unos instantes y los desvió aburrido de nuevo hacia la profesora.

-No pasa nada señor Hastings. Su compañera se estaba presentando aun.

El ''señor Hastings'' se sentó en un pupitre justo detrás del mío. Paso una mano por su pelo revolviendo su cabello haciendo que se viera como brillaba. Dejo su bandolera en el suelo y abrió la cremallera lentamente. Rebusco entre sus libros y saco un cuaderno negro.

-¿Señorita Herrera? ¿Cassandra? ¿Podría continuar?- me presiono la profesora.

Maldije para mis adentros. Me había quedado atontada mirando a aquel chico. Como cuando pasas frente a una pastelería y ves como pasan los dulces frente a tus ojos. Todos me miraban divertidos, todos menos el que parecía muy entretenido mirando por la ventana. Finalmente acabe mi presentación y me senté en mi sitio temblando de nervios al estar tan cerca suyo. Trate de relajarme concentrándome en la clase y tomando apuntes.

Salvada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora