Rehabilitación.

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-¿Que hacéis aquí? -pregunté.

-¿No podemos venir a visitar a una amiga? -pregunto Gabriella.

-Cass, eres una cascarrabias. Tenemos que hablar contigo -dijo Teresa sin rodeos.

-Ya, pues... No estoy de animo así que...

-Nos da igual tu animo -rió Gabriella.

-Veras... Cuando hiciste la huida y Alberto... Bueno murió, alguien tenia que coger su puesto -dijo Teresa.

Abrí los ojos de par en par. Si era necesario me arrastraría cual serpiente lejos de ellas, aun que la única opción seria saltar por la ventana.

-Nuestro nuevo jefe quiere conocerte -dijo Gabriella- ¿No te hace ilusión?

-Infinitamente... -dije- ¿Y desde cuando estas tu en todo esto Teresa?

-¿De veras piensas que te lo voy a contar? Ni que te importase.

-Bueno, solo queríamos venir a advertirte. Cuando te den el alta ten por seguro que alguien se pondrá en contacto contigo.

-Adiós, amiguita del alma -dijo con retintín Teresa.

Mi primer día de rehabilitación fue unos días después. Me tumbaron en una cama y comenzaron a moverme las piernas. Dolía cada posición en la que me obligaban a colocarme. Pero no podía rendirme.

Rafa y Alexia estaban en la sala. Me pasaban el agua para que bebiera y hacían de animadoras.

-Has estado genial -me dijo Alexia mientras comíamos en la cafetería.

-Yo no he hecho nada... Solo me han movido las piernas...

-Pero lo has soportado como una campeona -dijo Rafa dándome un golpe cariñoso contra el pie.

-¿Que has hecho? -le pregunté.

-¿A que te refieres? -pregunto el desconcertado.

-Me has dado en el pie...

-Si...

-Oh Dios mio... -dijo Alexia.

-Lo he sentido... Ha sido solo un poco como un calambre corto justo en esa zona... Pero...

Alexia entonces se levanto y me aparto de la mesa para pegarme una patada, que seguro dejaría marca, en la espinilla. Pero no la sentí.

-N-no... No... -empecé yo.

-Hey, no pasa nada. No puedes esperar que mañana puedas jugar ya al fútbol -dijo Rafa.

-Lo siento -dijo Alexia.

-Anda que tu... Ya podías haber sido mas delicada -le reprocho Rafa.

Había notado algo, no fueron imaginaciones mías. Si lograba eso con un día... Podía volver a caminar muy pronto. Con suerte casi normal.

Entonces algo, mas bien alguien me saco de mis cavilaciones. Vincent entraba en la cafetería acompañado de sus padres. Llevaba una venda al rededor de los ojos y parecía incomodo junto a ellos.

-Le operaron hace dos días -dijo Rafa-Le quitan las vendas en un par de semanas.

Trate de evitar que sus padres me vieran. Pero fue imposible. Dejaron a Vincent, que parecía encantado con que le dejaran sólo, y vinieron hasta mi.

-Cassandra -me saludo el señor DelAqua.

-Hola... -salude tímidamente.

-Oh querida... -dijo la madre de Vincent mirándome con lastima hacia la silla.

Salvada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora