Miedo.

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 Es muy cortito y lo siento. Pero es intenso. He quedado en dos minutos y si no subo ahora no podre ya en todo el dia. Asi que no digo nada mas y os dejo leer.

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Desperté temprano con un tremendo dolor de cabeza. Baje a desayunar y mi madre estaba allí hablando con Gloria, nuestra cocinera. Me senté abriendo y cerrando la boca cual pez fuera del agua.

-Que mala cara tienes cielo  -dijo mi madre riendo y pegando un sorbo a su café.

-Meh…lo sé…no he dormido bien hoy.

-¿Problemas en clase? Pensaba que lo llevabas todo bien.

-Es por el grupo de debate…

Y si. Dije grupo de debate. Al final se dieron cuenta de que faltaba por las tardes, y no me quedo más remedio que inventarme algo. Ese algo fue que iba a un grupo de debate. Y los chicos incluso me ayudaron a montar todo un teatro un día en un bar donde dijimos que solíamos ir a tomar café y debatir cuando no íbamos a las casas de ello. Cosa que obviamente era mentira, ni siquiera habíamos estado antes en aquel lugar y Hugo se trato de hacer el guay pidiendo lo de siempre. Por suerte mis padres no vieron como el camarero amenazaba con patearle el trasero por gracioso.

Tras ese bache, podía ausentarme cuando quisiera. Cosa que tampoco era precisamente buena. Ya que me había convertido también en la cocinera del grupito.

-No mama…- ella me miro alzando una ceja. Nunca habíamos pasado más de dos días seguidos juntas, pero tanto ella como mi padre tenían algún tipo de sexto sentido para saber que algo andaba mal con mi hermana y conmigo -. Bueno es que tuve una pelea bastante fuerte con uno de ellos. El tiene razón sobre una cosa pero yo me enfade demasiado y me cerré en banda.

-Cass, es un grupo de debate. El fin es debatir. Es normal que os peleéis. Solo trata de comprender su postura. Algún motivo ha de tener para opinar de esa forma.

Terminamos de desayunar. Aun faltaba un buen rato para que empezaran las clases pero mi madre se ofreció a llevarme al colegio y era eso o ir en el autobús. Odio los autobuses.

Llegue al colegio donde solo había unas cuantas personas. Casi entre en clase cuando oí una voz dentro que parecía muy feliz por algo.

-Sí. Claro que lo he hecho… ¿Acaso no confías en mi?...Ya…Si…Hoy mismo te lo damos…Tranquilo…Hice todo lo que hablamos…

Era Yago…Hablaba con alguien por teléfono. Yo estaba apoyada en la pared tratando de entender.

-Es de mala educación oír conversaciones ajenas.

Me gire y vi a Teresa mirándome con una sonrisa irónica.

-No he oído nada, o al menos nada que entienda la verdad -dije con miedo.

-Ya…Bueno. Espero que todo siga así. Sin que te enteres de nada -sonrió y paso junto a mí para entrar a la clase, pero antes de entrar se volvió de nuevo hacia mi -. Y querría aconsejarte algo. Olvídate de Yago. Aun que se que es inútil.

-¿Inútil?

-Sí. Da igual cuanto lo intentes. El ya es mío.

- No sois novios…

-Abre los ojos. Su padre quiere que lo sea. Y él hace lo que papi dice. De todas formas tengo más posibilidades que la chica a la que odia -río -. No te lo digo para fastidiarte. Es un consejo con buenas intenciones.

Entro y cerró la puerta tras de sí. Me deje caer en el suelo. ¿Aquello acababa de ser algún tipo de amenaza?

-¿Qué haces en el suelo?- pregunto Marina que acababa de llegar -. Da igual. Creo que no quiero saberlo.

Sonreí en su dirección. Ella me ayudo a subir y juntas entramos en clase. Teresa corrió hacia nosotras como si nada hubiera pasado hacia unos instantes. Marina soltó un suspiro resignado.

Pase el peor día de mi vida. Teresa realmente hacia como si yo fuera su mejor amiga. Yo casi temblaba con cada palabra que me dirigía directamente. Estaba deseando llegar al local. Allí al menos estaría segura de la loca esa. Salimos de clase y me sorprendió no ver a Hugo en su árbol. Siempre estaba allí esperando, listo para reprocharme por ser una lenta.

Claro que hoy tampoco recordaba haberlo visto en la comida. Aunque estaba bastante centrada en tratar de no parecer al borde de un ataque de nervios frente a Alexia y Marina ya que Teresa no hacía más que mirar hacia nosotras con su falsa sonrisa.

-Tal vez este terminando un examen.- dijo Alexia reacia a dejarme allí sola.

-Si esperaremos contigo hasta que acabe, tranquila -dijo Marina.

Justo en esos instantes salían  John, Fran y Bryan.

-¡Chicos! ¿Dónde está Hugo?

-Creemos que está enfermo -dijo Fran.

-Ayer no parecía enfermo…

Ellos se miraron con una especie de temor en los ojos.

-Cass…te llevo yo a…casa vale.- dijo Bryan.

Yo asentí desconcertada.

-Ciao, chicas -les dije a mis amigas que parecían ajenas al ambiente tenso que yo respiraba. Me subí en su coche, como copiloto con Fran y John atrás -.¿Qué creéis que pasa?

-Esperamos que no pero… -empezó Fran que mientras hablaba trataba de contactar por móvil con Hugo -.  Mierda. No contesta el móvil y no está en su casa.

-Cass –empezó John -. Hace un tiempo una de las mafias con las que peor relación tenemos digamos que nos robo uno de nuestros grupos callejeros.

-¿Qué tiene que ver eso con Hugo?

-¿Podrías dejarnos acabar algún día de hablar? -dijo Bryan con una risita.

John continúo.

-Ese grupo…fue del que te salvamos. Algunos de aquellos chicos nos conocían bastante bien. No por nuestros nombres ni físico. Pero tenían datos. Así que el jefe de esa mafia quiso concertar una cita con Hugo. El primer aviso nos lo dieron a nosotros. Y directamente declinamos. Pero más tarde se pusieron en contacto con él. Le conseguimos convencer de que no fuera. Pero anteayer volvieron a pedir la cita…Podría ser que Hugo acudiese ayer tras dejarte en tu casa. ¿Estaba raro?

Asentí. Me tape la cara y apreté los dientes. Claro que estaba raro. Sabía lo que iba a hacer y se quiso…despedir. ¿Sabía que iba a morir? ¡Espera Cass! ¿Había muerto Hugo? Sentí un nudo en el estomago, una falta de aire ante la posibilidad.

-¿A dónde vamos? -pregunte.

-Tenemos que ir al local. Con suerte dejo escrito donde era la cita y podremos… -Bryan trago saliva antes de continuar - podremos encontrarle.

Llegamos al local. Entramos y vimos un reguero de sangre que la oscuridad del garaje, la única entrada al local, no permitió ver antes.

-Hugo… -dije corriendo tras las marcas que llevaban al despacho. Allí sobre la mesa yacía un cuerpo con un pasamontañas y papeles teñidos de rojo bajo el.

Bryan le quito con delicadeza el pasamontañas, dejando ver a Hugo.

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Espero os gustase yo me tengo que vestir y he quedado en dos minutos en un lugar. bueno mis amigas puede esperarme un par de minutos por la historia. No moriran. Besitos :*

Salvada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora