Huida.

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Gire la cara hacia la derecha, esquivando su boca. Aproveche estar suelta para pegarle una patada. Pero el rápidamente me agarro la pierna y me hizo caer.

-Cassandra. No te dañare. Solo quiero estar contigo.

-No salgo con viejos verdes gordos.

El Oso empezó a reír. Y tras atarme de nuevo entro uno de sus secuaces. Rápidamente mi captor se tapo la cara.

-¿No dije que esperaseis fuera?- pregunto con su voz cascada y grutal.

-Si…Pero Morti se pregunta…Quiere saber si vamos a hacer ya lo del rescate.

El Oso torció la cabeza y acaricio mi cara de nuevo.

-Creo que mis planes han cambiado…Llama a Morti. Quiero hablar con ella.- la puerta se cerró dejándonos solos de nuevo a él y a mi.- En un principio pensábamos pedirle a el tigre un cambio.

-¿Quién es el tigre?

-El jefe del grupo que te salvo. – rio y acaricio de nuevo mi cara con sus guantes puestos de nuevo cubriendo sus manos.- La verdad agradezco que lo hiciera…

-Pues yo no…- dije inconscientemente.

-¿Y eso por qué?

-Esto…acabas de secuestrarme. Creo que no somos amigas en una fiesta de pijamas como para ponerme a hablar contigo de mis cosas.

-Supongo que tienes razón.

-¿Me llamo señor?- pregunto la misma voz femenina de antes.

-Oh, sí Morti. Nuestra querida Cassandra…creo que nos puede ser útil para otras cosas. Pero, cambiar su uso no quita darle un buen susto al tigre ¿no?

Morti rio bajo su pasamontañas.

-¿Piensas mandarles partes de su cuerpo mutilado?

Note un escalofrió ante la propuesta de la chica.

-Claro que no. Mi idea es asustar al tigre. ¡Haz que me traigan un teléfono!

Morti volvió poco después con un par de chicos y un móvil de tarjeta por recarga.

-Tenéis el teléfono de nuestro topo en la banda del sur ¿no? Llamadle y dame el teléfono.- espero unos segundos con el dispositivo en su oído.- Soy el Oso. Tenemos a la chica. Haz que llegue la noticia al tigrecito.

Como si al tigrecito le importase. Seguramente me fueran a torturara para sacarme información cuando vieran que Hugo no se preocupaba por mí. Pensé para mí, me pondré en sus manos, me dejare torturar. No puedo permitir que les hagan daño a ellos por mi culpa.

-Llevadla a una habitación. Ponedle comida y encerradla allí.- dijo el Oso.

No me resistí. Una vez en la habitación descargue mi ira contra las almohadas destrozándolas todas. A la media hora me arrepentí. No tenia donde poner la  cabeza para echarme una siestecita… Pasaron dos horas cuando un encapuchado entro de nuevo a por mí. Me ataron de nuevo a la silla y Morti estaba allí tarareando una canción. Tenía un móvil en la mano.

-Tigre va ha llamar en unos instantes. Oso no se quiso quedar... Tiene que oírse real, así que esfuérzate. Mi amigo Prince ayudara.

Otro chico entro en la sala y Morti saludo a ese gigantesco chico de brazos como columnas. Ese era Prince. El móvil empezo a sonar y Morti contesto.

-Hola Tigre. ¿Sabes que tengo algo tuyo?

-¡Déjala maldita!- grito la voz de Hugo distorsionada por algún aparato.

Salvada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora